El BID está concediendo un préstamo de 14,9 millones de
dólares para el comienzo de las obras de infraestructura del proyecto conocido
como Laguna de Micos. El proyecto es parte del Programa Nacional de Turismo
Sustentable (HO-0195), el cual preveía también la construcción de un aeropuerto
cerca de las Ruinas de Copán, lugar conocido con el nombre de Piedras
Amarillas. Sin embargo, la intervención de la Unesco frenó las pretensiones del BID y de los
empresarios turísticos.
La Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH)
y la Convergencia
de Movimientos de los Pueblos de las Américas (COMPA) denuncian en un
comunicado la política de destrucción ambiental implementada por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) en Honduras. Según las entidades, el BID
está concediendo un préstamo de 14,9 millones de dólares para el comienzo de
las obras de infraestructura del proyecto conocido como Laguna de Micos. El
proyecto es parte del Programa Nacional de Turismo Sustentable (HO-0195), el
cual preveía también la construcción de un aeropuerto cerca de las Ruinas de
Copán, lugar conocido con el nombre de Piedras Amarillas. Sin embargo, la
intervención de la Unesco
frenó las pretensiones del BID y de los empresarios turísticos.
Las entidades afirman que el organismo internacional no ha
tenido en consideración las observaciones presentadas por el Informe Técnico de
la Fundación
Prolansate sobre el estudio de impacto ambiental generado por
el proyecto Micos Beach & Golf Resort. En el documento de la Fundación queda claro el
peligro que puede generar la inundación de 80 hectáreas dentro de la Laguna de Micos en caso de
ocurrir huracanes como el Katrina, riesgo que aumenta como consecuencia del
calentamiento global.
La Laguna
de Micos está registrada bajo el número 722 dentro de las regiones húmedas protegidas
por la
Convención Internacional de Protección de las Regiones
Húmedas. Sin embargo, según el comunicado, este hecho no impide que el BID y la
elite hondureña quieran destruir un ambiente esencial para las aves
migratorias. Además, no tuvieron en cuenta el problema de la crisis hídrica de
las comunidades de los alrededores ya que el proyecto "competirá con el
campo de golf y con los hoteles de cuatro estrellas por el uso del líquido
vital agua, que es tan básico para la supervivencia de la humanidad".
Para los movimientos sociales, ese accionar ambiguo del
BID en su intento por desarrollar las regiones americanas no es nueva: "La
destrucción ambiental causada en la Amazonia Peruana a través de seis derramamientos
ocurridos en el gasoducto de Camisea, dispersan una enorme duda sobre el papel
ambiental que realiza este organismo internacional". Ellos van a
responsabilizar directamente al BID de cualquier catástrofe que pueda ocurrir a
lo largo de la estrecha margen costera que existe entre las comunidades de San
Juan Tela, Tornabe Miame y las Lagunas Quemada y de Micos. "Los ejecutivos
del BID no han escuchado sobre el calentamiento global, su asociación con el
desperdicio de energía y con las graves consecuencias que encara la humanidad,
en especial los que habitamos los países tropicales. En nombre del llamado
desarrollo, se persiste en una visión basada en la acumulación de capital y en
el aumento de la pobreza", argumentan.
(Adital/Eco Portal, 01/07/2007)