China: progresso econômico, consumismo e extinção de espécies (em espanhol)
2006-12-26
La cultura del Cheng-Hua Min-Kuo (Estado Popular de la Floreciente Tierra
del Centro), nombre oficial de la República Popular de la China, quizás sea
la más antigua y fecunda de las culturas que ha producido la especie humana
a lo largo de su historia. La diversidad, fortaleza y densidad de sus
tradiciones y forma de vida, permitió que los chinos resistieran todos los
intentos de dominación cultural a que fueron sometidos a lo largo de los
últimos 3.000 años por parte de diferentes pueblos. Los invasores que
lograron conquistar militarmente al mundo chino (mongoles, tártaros,
japoneses), terminaron inexorablemente subyugados y asimilados por la
refinación y el poder de su cultura. Solo el budismo, hace cerca de dos mil
años atrás y el marxismo hace 70 años, pudieron permear las sólidas barreras
etno-culturales que la sociedad china siempre levantó frente a ideologías
foráneas.
Pero en los últimos 30 años, hemos podido presenciar como de la mano de un
asombroso y espectacular desarrollo de sus fuerzas productivas, la sociedad
china en general ha asimilado totalmente los fundamentos superestructurales
del actual modelo económico capitalista neoliberal.
La población china, luego de siglos de opresión y penurias económicas (la
última de las cuales fue durante las décadas de los años 50 y 60 del pasado
siglo durante el ensayo colectivista del Gran salto Adelante del Presidente
Mao Zedong), se ha lanzado en los brazos del consumismo mas feroz y
desenfrenado que el mundo ha conocido desde los tiempos de los “happy days”
estadounidenses.
Amparado por el mayor crecimiento económico del mundo y un poder adquisitivo
en permanente alza, el pueblo chino ha asumido como propio el “american
dream” como meta para alcanzar la felicidad. Este nuevo “salto adelante”
económico de la sociedad china ha estado acompañado de la masiva y fervorosa
aceptación, por parte de la casi totalidad de su población, de los patrones
ideológicos neoliberales del consumismo y el derroche: la ideología del
úselo y tírelo, pura y simple. Las perspectivas de mil trescientos millones
de chinos consumiendo y derrochando como usamericanos ha llevado a muchos
autores a declarar que harían falta otras dos tierras para satisfacer las
necesidades de recursos que esto requeriría.
Llegados a este punto hay que cuidarse de la trampa ideológica, por lo demás
muy común en estos días, de agitar las banderas de la sinofobia económica
como generadora de todos los males presentes y futuros del ecosistema
terrestre, pero sin cuestionar, denunciar y condenar al consumismo
capitalista neoliberal impuesto por los grandes centros de poder mundial,
encabezados por la oligarquía que controla el complejo
militar-industrial-petrolero-financiero de los EEUU, como instrumento de
alienación y dominación sobre el resto de la humanidad y como principal
motor del desastre medioambiental que actualmente vive nuestra civilización.
Debe quedar bien claro que en materia de conservación ambiental no existe un
capitalismo “bueno y solidario” y otro “malo y depredador”; que, por
ejemplo, el capitalismo promovido por Disney y McDonald´s genera polución y
destrucción de ecosistemas por igual en las plantas chinas donde se fabrican
sus iconos y juguetes y en los centros distribuidores estadounidenses que
los mercadean. Que el problema es estructuralmente innato de un sistema de
organización económico social (Capitalismo) en general, y no de las
características y modalidades económicas y productivas de un país en
específico.
No es admisible que desde el corazón mismo de la sociedad consumista y
derrochadora occidental se quiera dictar pautas sobre la forma en que la
sociedad china ha asumido el capitalismo sin antes cuestionar y modificar
sus propios estilos de vida. Los europeos y norteamericanos tendrían que dar
el ejemplo en cuanto a consumo responsable y derroche cero, (cosa imposible
en el capitalismo), antes de criticar y responsabilizar a los chinos de
generar con su progreso económico un posible apocalipsis ambiental.
Sin desmedro de lo anterior, también hay que acotar que este período de
riqueza de la población china abre una interrogante acerca de cómo afectará
su nuevo y cada vez mayor poder adquisitivo a las poblaciones de animales
salvajes de los que se nutre la farmacopea tradicional de ese país.
Desde los más antiguos textos médicos de la cultura china (El Libro de la
Medicina Interna de Huang Di y el Compendio de Materia Médica de Shen Nong
escritos durante la dinastía Han hace cerca de 1.700 años) son
indispensables, por ejemplo, los huesos de tigre para tratar la artritis y
la fatiga muscular y emocional; los penes de foca, los cuernos de
rinoceronte y los caballitos de mar para tratar la impotencia masculina y la
bilis de oso para las enfermedades gástricas y circulatorias.
Las leyes de la oferta y la demanda propias del sistema capitalista indican
que si actualmente un esqueleto de tigre se cotiza en los mercados ilegales
de Asia en cerca de 7.000 dólares americanos, la aparición de una cada vez
mayor y más acaudalada cantidad de clientes chinos potenciará la demanda y
por ende el precio, de un bien cada vez más escaso y de difícil obtención,
hasta niveles muy superiores, sometiendo a la ya dolorosamente escasa
población de tigres a una presión por parte de campesinos empobrecidos,
devenidos en cazadores furtivos por la promesa de esa, para ellos, enorme
cantidad de dinero, que quizás sea definitiva en el camino de la extinción
de dicha especie.
Se calcula que para la década del 2030, el ingreso per capita de los chinos,
(actualmente en cerca de $6.000), alcance y supere al de los estadounidenses
($38.000 anuales). No es descabellado imaginar el efecto que este nuevo
poder adquisitivo de la población china, cabalgando sobre patrones de
consumo y de derroche, tendrá a mediano plazo sobre el ecosistema terrestre
en general y específicamente sobre especies en peligro de extinción,
utilizadas por su medicina tradicional, a muy corto plazo.
(Por Joel Sangronis Padrón, Eco Portal, 22/12/2006)
http://www.ecoportal.net/content/view/full/65657