La disputa entre Argentina y Uruguay por las papeleras sobrevuela la reunión de máximo nivel del Mercosur que se realiza hoy en Brasilia. Ayer desembarcaron en esta capital el canciller Jorge Taiana, la ministra Felisa Miceli y el titular del Banco Central, Martín Redrado. Vinieron en un Tango de la Presidencia y en cuanto pusieron pie en el aeropuerto se enteraron de las declaraciones de sus colegas uruguayos Reynaldo Gargano (de Relaciones Exteriores) y Danilo Astori (del área económica).

Estos últimos habían reivindicado por la mañana que la cita ministerial trate la "extraordinaria preocupación" uruguaya por los cortes de rutas. Y dijeron que si no encuentran oídos a ese reclamo, el presidente Tabaré Vázquez no asistirá a la cumbre presidencial del 18 de enero también en la capital brasileña.

El de hoy en un encuentro extraordinario del Consejo del Mercado Común, órgano máximo del Mercosur, que fue impulsado intensamente por Montevideo. Es que los uruguayos van detrás de otro desafío: quieren lograr que los otros países del bloque —integrado también por Paraguay y Venezuela— les den vía libre para negociar acuerdos comerciales con terceros países. Y no sólo esto: pretenden que se "legitime" la imposición de trabas a exportaciones argentinas —con la colocación de impuestos aduaneros— bajo el argumento de equilibrar el comercio bilateral.

Todo es parte de la misma pelea, centrada en la construcción de la planta de Botnia en Fray Bentos. Ayer, fuentes diplomáticas orientales reconocieron que Gargano y Astori "vinieron a Brasilia a dar la batalla". Ya desde el miércoles, cuando comenzaron a llegar las delegaciones, el equipo diplomático uruguayo planteó que era indispensable que el gobierno de Kirchner comprometiera el fin de los bloqueos a los puentes entre los dos países.

Como parte de su ofensiva, dirigida a llamar la atención de Brasil, los funcionarios uruguayos abrieron un extenso frente de lucha. Así, cuestionaron al Mercosur, al que consideran poco menos que una desgracia y exigieron flexibilidad para negociar con quien quieran en el mundo.

De acuerdo con el canciller Gargano, hoy entrará en escena en los debates otro de los grandes temas: "Las asimetrías entre socios y la aplicación efectiva de los u$s 100 millones de Fondos de Convergencia Estructural que sirven para licuar distancias entre economías grandes y pequeñas". Sostuvo que es preciso, como parte de la institucionalización del Mercosur, que se cumplan con los acuerdos y se acepten como definitivos los laudos del Tribunal Arbitral.

El ministro Astori, a su vez, declaró que tenía "esperanzas" sobre esta cita. "Sí que las tengo, porque nos parece que Uruguay no debe pagar el alto precio de seguir esperando soluciones que ojalá que lleguen, pero que no van a ser rápidas porque hay problemas muy importantes en juego, muy complejos".

Estos últimos días hubo marchas y contramarchas en la pelea entre la Argentina y Uruguay. El sábado pasado, en Cochabamba, durante la cumbre de presidentes de América del Sur, pareció que se empezaba a construir un "espacio de negociación", según había dicho el propio canciller Taiana. Pero a poco de andar, todo pareció volver a foja cero.

El gobierno uruguayo buscará inclinar a Brasil a su favor. Pero el presidente Lula da Silva ha eludido entrometerse en esa batalla. Tanto es así que dejó sin fecha una visita a Montevideo planeada para la próxima semana.

Ayer, durante la ceremonia de oficialización del Parlamento del Mercosur, Lula dijo que ese hecho "es una demostración más de su vitalidad". A su juicio, esto "desmiente las voces pesimistas que anuncian una crisis, cuando no la desaparición del bloque".

Lula trató de bajar los decibeles de las tensiones. Si bien para Brasil sería un drama la salida de Uruguay del bloque sudamericano, no deja de ser cierto que puestos frente a frente, el gobierno de Lula privilegia la relación con Argentina.
(Por Eleonora Gosman, 15/12/2006)
http://www.clarin.com/diario/2006/12/15/elpais/p-01601.htm