Hubo en el medio dos excusas tras las cuales se ampararon los diferentes equipos de prensa gubernamentales. Una fue la ausencia física de Buenos Aires del canciller Jorge Taiana, quien inició ayer una gira por China. Sin embargo, Taiana mantuvo antes de partir un encuentro a la mañana con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien lleva buena parte del conflicto uruguayo-argentino.

Ayer en la Cancillería dijeron que aquí no habían recibido la carta que el canciller uruguayo, Reinaldo Gargano anunció que iba enviar en protesta a la Argentina por los nuevos cortes de rutas fronterizos iniciados por los vecinos de Gualeguaychú. Pero hasta la agencia oficial Télam daba ayer por confirmada la entrega de la nota a la sede diplomática argentina en Montevideo, conducida por el embajador Hernán Patiño Mayer, que debe remitirla a sus superiores del ministerio de Relaciones Exteriores.

La otra excusa que amparó el secreto oficial fue el pacto acordado con España de mantener en secreto las gestiones del enviado a Montevideo y Buenos Aires del del rey Juan Carlos de Borbón, Juan Antonio Yañez-Barnuevo. El jueves, el diplomático español se entrevistó aquí con el presidente Néstor Kirchner y parte de su gabinete, pero en Uruguay tuvo el viernes una recepción más fría, con funcionarios de menor rango, que afirmaban todo el tiempo que la instalación de la planta de la finlandesa Botnia en Fray Bentos es "innegociable".

Lo cierto es que la entrada del llamado "facilitador" del rey en el conflicto por las pasteras se produjo en paralelo al agravamiento del conflicto. El silencio oficial es ya una práctica habitual en este conflicto en el que el Gobierno se niega a tomar cualquier cursos de acción represiva contra los vecinos que protestan con piquetes en la frontera entrerriana con Uruguay.

Incluso durante la última Cumbre Iberoamericana que se hizo en Montevideo, a principios de noviembre, fue el gobierno de España quien informó públicamente que el presidente Néstor Kirchner le había pedido al rey Juan Carlos que interviniera para encontrarle salida al conflicto con Uruguay. Entonces la delegación argentina hizo un notable silencio ante la noticia. Y rara vez desde Buenos Aires se contestó a las sucesivas notas de protesta que la cancillería uruguay envió aquí, o ante las expresiones públicas que hicieron los funcionarios charrúas contra los cortes de rutas que en Montevideo consideran violatorios de los acuerdos del Mercosur.

Ayer incluso en algunos despachos oficiales se oyó decir que los vecinos de Gualeguaychú se manifestaban ahora desesperanzados ante la iniciativa frustrada que buscó abrir la secretaria de Medio Ambiente de la Nación, Romina Picolotti. Y que era a ella a quien debía pedírsele opinión sobre el asunto.
(Clarín, 20/11/2006)
http://www.clarin.com/diario/2006/11/21/elpais/p-00403.htm