Duplo discurso ambiental de Kirchner: Papeleiras não, mineradoras sim (em espanhol)
2006-10-27
Maza (La Rioja), Gioja (San Juan) y Das Neves (Chubut) acompañaron la cruzada anti-papelera y pro-ambiental del presidente Kirchner, cuando hacer piquetes en Gualeguaychú era una fiesta (hoy son un problema que anticipamos). Un poquitín ambiguos ellos, si se considera el daño autorizado a emprendimientos mineros de ambiciones insaciables en sus respectivas provincias.
Cotizando en las bolsas de NewYork, Toronto, Londres y París con el símbolo ABX, la empresa canadiense Barrick Gold, de capitales ingleses y norteamericanos, cuenta con una serie de extraños privilegios que las legislaturas provinciales dejan pasar, mientras se preocupan por salir en los diarios defendiendo el medio ambiente, de Entre Ríos.
Dedicada a la explotación de yacimientos de oro, dicha empresa trabaja a cielo abierto utilizando mercurio, cianuro y otros contaminantes para depurar el metal precioso. El vertido está provocando graves daños en Famatina (La Rioja) y Esquel (Chubut), dos enclaves con población propia y fuerte presencia turística, a vista y complacencia de las autoridades que no desconocen los hechos.
Famatina es un pueblo con bellezas naturales, suelo fértil para frutales y hortalizas, codiciados minerales y un clima privilegiado. Los deshielos son la fuente de agua dulce que alimenta al valle Antinaco. Desde la conquista de Ramírez de Velasco, sus sierras fueron saqueadas en toneladas de oro, dejando como testigos fieles sólo a algunas ruinas y vagos recuerdos. Su gobernador, Maza, cedió ante la promesa de Barrick Gold de crear fuentes de trabajo y desarrollo para la zona, escondiendo el deterioro del suelo, el agua, el aire, la agricultura, la agroindustria y el turismo del lugar. La protección ambiental es un discurso válido, para otra provincia.
Hoy Famatina ya no tiene los mismos grandes cerros. Fueron reemplazados con algunos cráteres de dimensión lunar y ya las aguas superficiales y subterráneas no tienen la misma confiabilidad de hace siglos. Actualmente, además, en el aire se respira ácido sulfúrico. Y eso es hoy, en la Famatina riojana, no en un eventual mañana entrerriano.
Algo parecido es lo que viene ocurriendo en el Arroyo Descolgado, conocido también como Arroyo Willa, vinculado a la cuenca de la laguna Willimanco, en las cercanías de Esquel. Análisis sobre la calidad del agua han demostrado la presencia de residuos tóxicos, denunciado por los diputados Retuerto y Zarcos, que han obligado al Ministro de Producción, un tal Giaccone, a pedir un informe específico que él mismo avaló en sus conclusiones: "el deterioro del agua es producto de las características naturales del lugar". El informe no puede ser más tendencioso.
En primer lugar, fue encargado al biólogo Alberto Cerdá, carente de toda experiencia en áreas de montaña. El esfuerzo se enfocó en la verificación, únicamente, de la hipótesis de un fenómeno natural en zonas con drenajes ácidos, sin intento alguno por demostrar la presencia de fluidos de perforación o de sus productos de descomposición, provenientes del yacimiento minero canadiense. No se tomaron muestras en duplicado ni con la presencia de la Municipalidad; no hubo presencia de personal de la Dirección de Protección Ambiental, como lo exige la ley de Protección del Ambiente nº 1503; y tampoco hubo vigilancia judicial. Como si no importara que el Arroyo Willa/Descolgado es la reserva de agua potable complementaria para Esquel.
Durante más de 70 años el arroyo viene cumpliendo esa función, cubriendo las urgencias por sequías, incremento poblacional y ruptura de tuberías, entre otras cosas. En el presente, la existencia de compuestos de azufre transformó sus aguas en "inaceptables para consumo humano", porque además hay baritina, mercurio, arsénico, cromo y un compuesto muy riesgoso como las poliacrilamidas, incluidas todas en el "fango pardo-amarillento cada vez más abundante a la vera del arroyo".
Un detalle más. Se tomaron muestras sólo durante dos días, casualmente cuando la planta permaneció parada. De ese exiguo muestreo se elaboró el "Informe Idoyaga", con pretensiones de abarcar hipotéticamente el año entero en explotación plena. Cabe repetir que el Ministerio chubutense (gobernador incluido) avaló el informe. El problema que tienen, todavía irresuelto y con muy poca prensa, es que el Laboratorio de Ecología Acuática dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Patagonia, encabezado por su Director y especialista Dr. Lino Arturo Pizzolón, opina exactamente lo contrario.
Afirma que "el impacto creciente de la actividad minera sobre la calidad del agua en el arroyo Willa y las múltiples evidencias de derrames masivos verificados desde el año 2003 constituyen hechos claramente violatorios de la Ley de Aguas 1503 de la provincia de Chubut y su decreto reglamentario 2099/77". En el mismo, se prohíbe el vertido de cualquier efluente líquido, sólido o semisólido que altere las características visuales y organolépticas de todo curso de agua, y que cause cualquier detrimento y daño a la salud del hombre. También se dice que “queda expresa y terminantemente prohibida la descarga o inyección, por cualquier medio, de todo tipo de residuos a napas de aguas subterráneas”. Y en el artículo 26 se enumeran las substancias cuyo vertido están prohibidas, algunas de las cuales son las que provienen de la explotación minera.
Un proceso parecido al que ocurrió en el Salar de Huasco, una de las pocas fuentes de agua dulce del altiplano chileno. Allí, el oasis de Pica se viste de luto. Banderas negras flamean en los caseríos contra la empresa Doña Inés de Collahuasi, a la que acusan de un mal manejo ambiental en otros salares, como el de Michinca y Coposa. El primero simplemente se secó, mientras que el segundo vio reducido su caudal de 90 a 20 litros por segundo en cinco años, cuando la promesa era que podía reducirse un tercio en 25 años de explotación.
El otro caso es el del Valle del Cura, en San Juan, cuyas reservas en oro son muy elevadas, y sobre las que Barrick Gold también actúa. En ese valle se forma el Río Jáchal, que por cientos de años alimentó el oasis de Iglesia, en zona muy árida, de cuyos cultivos y turismo vive la población. La Barrick había solicitado la concesión hace años, autorizada aunque latente porque por entonces el interés se centraba en los yacimientos de Tanzania (África), Chile y Perú. Argentina era el país de reserva. Mientras tanto, empleados de vialidad se encargaban de abrirle camino a pico y pala. Camino que la empresa hoy considera suyo, restringiendo el paso a quien quiera husmear la realidad.
En Perú debieron pagar millones para resarcir daños por contaminación, aunque los muertos no resucitaron ni los discapacitados mejoraron su condición. En Chile ocurrió lo propio. En San Juan, hoy, sus empleados no pueden sindicalizarse, trabajan en condiciones precarias, sufren accidentes cotidianos y la prensa está amordazada.
¿El gobierno de San Juan? Bien, gracias. Macanudos ellos, progresistas. Tan interesados están en el desarrollo que le reclaman a la empresa solamente un 3% de regalías, eximiéndola del pago del impuesto al gasoil, a la importación de bienes, y reintegrándoles el IVA (la Secretaría de la UPCN y el ANSES claman en el desierto hace años).
Por supuesto, Gioja no escucha. Das Neves y Maza tampoco. Están muy preocupados por lo que podría pasar el día de mañana en Entre Ríos. Acompañan al Presidente, y a la joven secretaria Romina Picolotti, tal vez afectada por una rigidez de cuello que, evidentemente, no le permite girar la cabeza y mirar hacia adentro.
(Por Rodolfo Olivera, Eco Portal, 26/10/2006)
http://www.ecoportal.net/content/view/full/64229