México rechaça pedido de multinacionais para cultivar milho transgênico (em espanhol)
2006-09-25
El rechazo a los cultivos genéticamente modificados se dio tres días después de que concluyó la consulta pública que realizó el Servicio Nacional de Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) para evaluar las siete solicitudes de dichas trasnacionales. Es grato ver que la Sagarpa reconozca que no hay condiciones para el cultivo de maíz transgénico en el país.
La organización ambientalista internacional Greenpeace celebra que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) haya rechazado las solicitudes de las trasnacionales Monsanto, Pioneer y Dow Agrosciences para sembrar maíz transgênico.
"Es grato ver que la Sagarpa reconozca que no hay condiciones para el cultivo de maíz transgénico en el país y que dé la importancia debida a la elaboración de un régimen de protección especial del grano, como contempla la Ley de Bioseguridad. Nuestro reconocimiento a aquellos funcionarios que antepusieron los intereses nacionales a la presión de las corporaciones trasnacionales", declaró Gustavo Ampugnani, coordinador de la campaña de transgénicos de Greenpeace México.
El rechazo a los cultivos genéticamente modificados se dio tres días después de que concluyó la consulta pública que realizó el Servicio Nacional de Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) para evaluar las siete solicitudes de dichas trasnacionales. En esa consulta, Greenpeace reiteró su negativa a la siembra de maíz transgénico, misma que documentó en un estudio donde se presentaron argumentos ambientales, jurídicos y científicos.
Asimismo, la agrupación internacional aseguró que con la negativa de la Sagarpa surge la oportunidad en México para que diferentes sectores de la sociedad participen en la elaboración de un régimen de protección especial de maíz, que preserve las más de 60 razas y cientos de variedades que existen de ese grano en el país. La elaboración de ese régimen es "esencial" por la importancia ambiental, cultural y económica que tiene el maíz para México. Además, indicó, será necesario desarrollar un sistema amplio y exhaustivo de monitoreo para saber qué tan extendida está la contaminación genética del grano criollo y establecer condiciones de revertir esa contaminación cuando sea identificada.
Por otro lado, la organización ambientalista conmina al gobierno federal a mantener la moratoria a la siembra en tanto se realiza el monitoreo en todo el país para determinar el grado de contaminación genética que pueda haber causado la importación de maíz transgénico estadunidense en la última década. "La cancelación de estas siembras no quiere decir que el caso esté cerrado. Lo que sigue es adoptar con firmeza el principio precautorio y formalizar la debilitada moratoria que rige en el país para la siembra de maíz transgénico" señaló Ampugnani.
Este rechazo del gobierno federal a la siembra de maíz transgénico es el tercer fracaso -en menos de un año- de las multinacionales a llevar a cabo estas prácticas agrícolas en el país. En octubre de 2005 y en febrero de 2006 también les fueron denegadas sus solicitudes.
Científicos darán a conocer en breve el grado de contaminación del grano criollo. La sociedad y la comunidad científica deben exigir al gobierno de nuestro país -al que se va y al que llega- que destine más recursos para analizar muestras de maíz criollo para detectar cualquier grado de contaminación por transgénicos. No debe haber ninguna tolerancia en torno a la liberación en el ambiente de organismos genéticamente modificados (OGM), cuyo impacto en el grano puede resultar desastroso.
"Estamos a muy buen tiempo de evitar que, en todo caso, ocurra contaminación del maíz criollo, y de que el gobierno adopte una metodología, con todo rigor y los recursos que se requieren, para determinar e impedir esa situación", afirmó Elena Alvarez-Buyllla, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IE-UNAM), al dar ayer a conocer las conclusiones de la reunión Biocomplexity Maize Mini-simposium, realizada aquí junto con científicos de la Universidad de California, de Estados Unidos.
Consideró que, más allá de nacionalismos, al país le conviene maximizar su ventaja comparativa de ser cuna de origen de diversidad plantas y variedades, evitando la liberalización al viento de OGM, como proponen otros científicos, y que las autoridades federales deben declarar "una moratoria total, definitiva" a la apertura a ese tipo de organismos derivados de las variedades originarias del país, a fin de que México sea, en realidad, una fuente de semillas seguras que serán solicitadas, libres de transgénicos, por mercados preferenciales, y recordó: "el maíz es estratégico para nuestra nación en términos de seguridad alimentaria, de conservación ambiental y como fuente de divisas".
Advirtió que no hay seguridad ni de las compañías ni del gobierno sobre el impacto de sus biotecnologías en el medio ambiente, la economía, la sociedad y los procesos agrícolas, y añadió que, luego del intercambio de experiencias entre científicos mexicanos y estadunidenses, los análisis sobre el impacto de los OGM presentan "resultados contradictorios", señaló la investigadora.
Según, explicó, las dos principales conclusiones del encuentro arrojaron, primero, que las contradicciones entre los estudios publicados hasta ahora se deben a problemas de muestreo (número de semillas analizadas), y a las diferencias en los métodos moleculares analíticos. Por ello, sostuvo que los estudios deben servir para que el gobierno mexicano establezca "con rigor" los métodos en ambos campos, y que deben garantizar un biomonitoreo de transgenes en todas las especies biológicas en las que pudo haber flujo no intencional de transgenes a acervos naturales o cultivados, emparentados con especies transgénicas. Ese biomonitoreo, recomendó, debe hacerse a escala nacional.
Por otra parte, consideró necesario que se prohíba en todo el mundo, mediante una norma o reglamentación internacional, el uso del maíz como biorreactor, es decir, como el sistema de expresión de sustancias para la industria o para la medicina farmacéutica, y que no deben consumir seres humanos o animales.
Informó que, como parte del acto, científicos de los dos países recorrieron los campos experimentales de El Colegio de Posgraduados en la zona de Chalco, estado de México, en una visita coordinada por Fernando Castillo, de esa casa de estudios, donde se pudieron percatar del enorme potencial de mejoramiento genético que tiene el aprovechamiento de la variabilidad genética de los maíces criollos mexicanos, usando métodos de genética tradicional y biotecnología moderna, pero que no implican el uso de transgénesis.
Alvarez-Buylla anunció que pronto se publicarán nuevos datos acerca de los niveles de contaminación por transgenes de las razas criollas de maíz mexicano en Oaxaca y en el resto del país. Y consideró como "una muy buena noticia" que se hayan rechazado las solicitudes de siembras experimentales a campo abierto de líneas de maíz transgénico promovidas por las trasnacionales Monsanto, Dow y Pioneer.
(Por Mariana Morandi y José Galan, Eco Portal, 24/09/2006)
http://www.ecoportal.net/content/view/full/63270