Quem paga pela mudança climática? - comentário de Peter Singer (em espanhol)
2006-09-12
Escribo esto en Nueva York a comienzos de agosto, cuando el alcalde ha
declarado una emergencia por el calor para prevenir interrupciones
generalizadas del servicio eléctrico a consecuencia del intenso uso de
los aparatos de aire acondicionado que se espera. Los empleados
municipales podrían exponerse a acusaciones penales, si fijan sus
termostatos por debajo de 78 grados Fahrenheit (25,5 Celsius). No
obstante, el uso de la electricidad ha alcanzado niveles casi sin
precedentes. En los Estados Unidos, los seis primeros meses de 2006
fueron los más calurosos en más de un siglo. Europa está experimentando
también un verano inhabitualmente caluroso.
El tórrido verano septentrional cuadra perfectamente con el estreno de
"Una verdad incómoda", documental que cuenta con la participación del ex
vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore. Mediante gráficos,
imágenes y otras informaciones notables, en él se argumenta de forma
convincente que nuestras emisiones de dióxido de carbono están causando
el calentamiento del planeta o, como mínimo, contribuyendo a él y que
debemos abordar urgentemente esa cuestión.
Los estadounidenses suelen hablar mucho de moralidad y justicia, pero la
mayoría de ellos siguen sin darse cuenta de que la negativa de su país a
firmar el Protocolo de Kyoto y su consiguiente actitud —la de que todo
sigue igual— para con las emisiones de gases que producen el efecto
invernadero es una falta moral de lo más grave. Ya está teniendo
consecuencias perjudiciales para otros y la mayor injusticia es que son
los ricos los que están utilizando la mayor parte de la energía que
provoca las emisiones causantes del cambio climático, mientras que los
pobres serán quienes carguen con la mayor parte de los costos.
Para ver la injusticia, me basta con echar un vistazo al aparato de aire
acondicionado que mantiene mi despacho soportable. Si bien he hecho más
de lo que pidió el alcalde, al fijarlo en 82F (27C), sigo siendo parte
de un circuito de retroalimentación. Lucho contra el calor utilizando
más energía, lo que contribuye a la quema de más combustible fósil y a
la emisión de más gases de efecto invernadero en la atmósfera y a un
mayor calentamiento del planeta. Ocurrió incluso cuando estaba viendo
"Una verdad incómoda": en una noche calurosa, la sala de cine estaba tan
fresca, que lamenté no haber llevado conmigo una chaqueta.
El calor mata. Una ola de calor en Francia causó unas 35.000 muertes en
2003 y otra similar a la que hubo en Gran Bretaña el mes pasado causó
más de 2.000 muertes, según cálculos oficiales. Aunque no se puede
atribuir ninguna ola de calor determinada al calentamiento del planeta,
éste hará que semejantes fenómenos sean más frecuentes. Además, si se
permite que el calentamiento del planeta siga avanzando, el número de
muertes que ocurren cuando las precipitaciones resultan más erráticas y
causan tanto sequías prolongadas como inundaciones muy graves superarán
con mucho el provocado por el calor en Europa. Huracanes intensos y más
frecuentes matarán a muchas más personas. La fusión del hielo polar
causará el aumento del nivel del mar, que inundará las fértiles regiones
bajas de los deltas, en las que centenares de millones de personas
cultivan los productos con los que se alimentan. Se extenderán las
enfermedades tropicales, que matarán a aún más personas.
Según cifras de las Naciones Unidas, en 2002 las emisiones por habitante
de los gases que provocan el efecto invernadero en los Estados Unidos
fueron 16 veces superiores a las de la India, 60 veces superiores a las
de Bangladesh y más de 200 veces superiores a las de Etiopía, Malí o
Chad. Otras naciones desarrolladas con emisiones casi equivalentes a las
de los EE.UU. son Australia, Canadá y Luxemburgo. Por otra parte, Rusia,
Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia y España tienen niveles entre la
mitad y una cuarta parte de las estadounidenses. El nivel de estos
países sigue siendo superior a la media mundial y más de 50 veces el de
las naciones más pobres en las que habrá muertes causadas por el
calentamiento del planeta.
Si un contaminador perjudica a otros, los perjudicados suelen tener un
remedio jurídico. Por ejemplo, si una fábrica vierte productos químicos
tóxicos en un río que yo uso para regar mi explotación agraria y mata
mis cultivos, puedo demandar al propietario de la fábrica. Si las
naciones ricas contaminan la atmósfera con dióxido de carbono y
destruyen mis cultivos con el cambio de tónica en las precipitaciones o
mis campos resultan inundados por un aumento del nivel del mar, ¿no
debería poder también demandar?
Camilla Toulmin, que dirige el Instituto Internacional de Medio Ambiente
y Desarrollo, ONG radicada en Londres, asistió a una conferencia sobre
el cambio climático que Al Gore pronunció en junio. Le preguntó qué
pensaba sobre la compensación a quienes se ven más afectados por el
cambio climático, pero han contribuido menos a causarlo. La pregunta
pareció tomarlo desprevenido y no apoyó esa idea. Como Toulmin, yo me
pregunto si es ésa una verdad que resulta demasiado incómoda, incluso
para él.
(Por Peter Singer, Eco Portal, 11/09/2006)
http://www.ecoportal.net/content/view/full/62903