El matutino Clarín critica declaraciones sobre la necesidad de trasladar las pasteras que se construyen en Fray Bentos a otro sitio, formuladas por Romina Picolotti, la flamante secretaria de Medio Ambiente. El columnista del diario, Eduardo Van der Kooy, subraya el hecho de que "Picolotti expresó que la única solución posible sería la relocalización de las plantas. Nunca es bueno colocarse límites cuando existe de por medio un fallo arbitral y cuando hay un atisbo de nuevas negociaciones entre la Argentina y Uruguay. ¿Qué podrá decirle a los habitantes de Gualeguaychú si el veredicto de La Haya resulta adverso? ¿No podría aquella condición excluyente terminar encrespando de nuevo el ánimo de los asambleístas?", advierte.

También Picolotti sugirió al gobierno (de Néstor Kirchner), cuando aún no formaba parte de él, que la estrategia debía bifurcarse entre el pedido a la Corte de La Haya y la acción directa en los organismos de crédito que financiarán el emplazamiento. El comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, envió semanas atrás una nota al Banco Mundial exigiendo la aceleración de la entrega de fondos para Botnia". El organismo respondió que lo hará una vez que pueda garantizarse la "factibilidad" del emprendimiento. Sin decirlo, aludió a las decisiones de La Haya".

Kirchner designó a Romina Picolotti, una antigua enemiga de las pasteras, tras su fracaso en colocar en la secretaría de Medio Ambiente al dirigente socialista Héctor Polino. La remozada cartera pasará a depender de la Jefatura de Gabinete. El ex legislador pidió permiso a su partido, el que resolvió por unanimidad de sus órganos dirigentes negar esa autorización. Oficialmente el Partido Socialista indicó que esa agrupación no recibió ninguna invitación orgánica y que, además, mantiene su posición de independencia, sin caer en la oposición sistemática.

Este diario conoce que, además, se le planteó a Polino que la política oficial en el conflicto con Uruguay, no es la del partido, más proclive a no chocar con sus compañeros socialistas orientales. Las declaraciones criticadas por "Clarín" son aquellas en que la funcionaria que asume el miércoles o el jueves sostuvo que la única solución posible del conflicto con Uruguay es que las fábricas se muden de Fray Bentos: "En las actuales condiciones, no queda otra opción que la relocalización", afirma, y sostiene que de allí no la mueve nadie.

Picolotti es una activa participante de las asambleas ambientalistas de Gualeguaychú, integró la comisión argentina que pleitea la diferencia con Uruguay sobre este asunto en La Haya, y ha recibido hace días en Oslo, Noruega, el Premio de la Fundación Sophie, en reconocimiento a la defensa del medio ambiente que incluyó una retribución de cien mil dólares.

La designación causó alguna sorpresa porque Kirchner hace dos semanas en España se refirió al tema de las papeleras: "Pedimos que se hagan los estudios de impacto y si no hay contaminación, perfecto. Si hay, que inviertan más para que no contaminen", dijo hace menos de una semana. Ahora hay dos discursos.

Hace poco, la Suprema Corte de Justicia, intimó al gobierno nacional, como a los de la ciudad porteña y el de la provincia de Buenos Aires, a que en 30 días corridos establezcan una política seria de descontaminación del Riachuelo, esa cloaca acuosa que hace la vida imposible a casi 4,5 millones de habitantes del Gran Buenos Aires (y también a zonas de la Capital Federal). De alguna manera, el más alto tribunal quiere mover al gobierno a que no se quede en palabras en esto de defender la salud ambiental como uno de los derechos humanos.

Picollotti dijo que no va a hacer "una cacería de brujas contra las empresas (que contaminan los ríos) ni ahuyentar inversiones. Vamos a poner estándares mínimos, reglas de juego claras y habrá fondos disponibles y exenciones impositivas para la reconversión de las tecnologías. Si no se ponen al día con toda esa ayuda, habrá sanciones". A medios locales la funcionaria les dijo: "Nosotros hemos sido muy exitosos en obstaculizar todos los créditos de ambas empresas. Hace un año que estas empresas no reciben un dólar ni un euro de ningún banco, eso definitivamente influye en el ritmo de construcción y también obliga a revisar la inversión".
(Isidoro Gilberte, La Republica, 03/07/2006)
http://www.larepublica.com.uy/lr3/?a=nota&n=216057&e=2006-07-03