Comunidades têm direito de decidir sobre sua qualidade ambiental, argumentará Argentina (em espanhol)
2006-06-08
Por razones de estricto protocolo, a la delegación nacional le tocará sentarse a la izquierda del Tribunal. Susana Ruiz Cerutti, jefa de esta misión en La Haya, será la primera en ponerse de pie para acercarse a un atril de madera oscura —justo bajo una araña inmensa— y empezar a plantear hoy la demanda contra Uruguay. Como otras cuestiones ambientales no corrieron aquí la mejor suerte, se intentará demostrar que la construcción de las papeleras acarreará la violación de toda una serie de derechos humanos.
La consejera legal de la Cancillería dirá que conoce el remedio ideal para evitarlo: que la Corte Internacional de Justicia ordene la suspensión de las obras en Fray Bentos. El discurso de Ruiz Cerutti será introductorio, en inglés y leído. En la mañana de Holanda, además hablarán la abogada de los ambientalistas entrerrianos y cuatro expertos que el Gobierno reclutó en Europa.
Insistirán —como se hizo al presentar el primer escrito ante esta Corte— en el derecho a que las poblaciones ribereñas del río Uruguay no sufran daños económicos, sociales ni en su salud por la instalación de las fábricas de celulosa que proyectan la española ENCE y la finesa Botnia. Las plantas —se advirtió en mayo— "reducirán sensiblemente el atractivo turístico de la zona, aumentando el desempleo y forzando a emigrar a parte de la población", más allá de la violación puntual al derecho "a un ambiente sano".
El emprendimiento significa para Uruguay una inversión del 11 por ciento de su PBI. Sus abogados responderán por la tarde. Héctor Gros Espiell, embajador en París, empezará argumentando que Argentina inició esta demanda sin agotar instancias legales previas. Las dos delegaciones trabajaron anoche hasta última hora en hoteles ubicados a seis cuadras de distancia. No se registró ningún encuentro previo entre las partes; ni siquiera entre los dos embajadores en La Haya. Los 17 enviados del gobierno argentino y los 19 del uruguayo se verán directo en el Palacio de la Paz, ante 15 jueces con toga negra y pañuelo blanco al cuello.
El escenario del juicio es un imponente edificio de estilo gótico flamenco donado a las Naciones Unidas por un industrial estadounidense. El tribunal lo preside una baronesa inglesa y lo completan dos latinoamericanos. Lo que Argentina pretende es que la Corte declare la responsabilidad internacional de su vecino por haber violado un tratado que ambos firmaron en 1975 para preservar el río fronterizo. Pero como un veredicto sobre este punto puede demorar cuatro o cinco años, se pide una medida cautelar o provisoria, consistente justamente en la paralización de las obras.
La audiencia de hoy es una señal evidente de cómo andan las relaciones entre los dos países hermanos. Los presidentes no hablan entre sí del tema —ni de ningún otro— sino en actos públicos casi dirigidos a la orilla de enfrente del Río de la Plata. El martes fue el turno de Néstor Kirchner: "Acá no se puede contaminar", le dijo a Tabaré Vázquez desde Entre Ríos, en nombre de "la defensa del río y del espacio verde".
El último antecedente analizado en La Haya sobre contaminación fluvial fue en 1998, cuando la Corte avaló conductas de Hungría que Eslovaquia tachaba como dañinas para el Danubio. Por otro lado, en la última década el Tribunal dictó una sola cautelar tal como fue solicitada; en ese caso, lo hizo a pedido de México y contra EE.UU. por la condena a muerte de 51 personas.
Argentina hará hincapié en que la medida cautelar aquí es imprescindible para que un eventual fallo a su favor no devenga ilusorio. En cuatro o cinco años, se supone que las fábricas ya estarán terminadas y echando su humo denso y blanco. Tercer punto de la argumentación: la decisión del Banco Mundial de —por ahora— no financiar las obras, obedece a una reticencia frente a la posibilidad de que las pasteras sean realmente contaminantes. Uruguay también rechazará esto.
La primera en hablar después de Ruiz Cerutti será Romina Picolotti, abogada de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. Luego, los abogados contratados: Alain Pellet, francés; Laurence Boisson de Chazournes, suiza; Marcelo Kohen, porteño radicado en Ginebra, y Philippe Sands, inglés, socio de la esposa del premier Tony Blair y considerado el Lionel Messi de este equipo.
(Por Pablo Abiad, Clarin, 08/06/2006)
http://www.clarin.com/diario/2006/06/08/elpais/p-01215.htm