Ayer se conoció públicamente un nuevo informe de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial el que de algún modo se convertirá en una pieza clave en cuanto se apaguen los primeros fuegos de artificio que surgieron desde las dos orillas. El análisis técnico realizado por dos expertos independientes canadienses camina por un pretil muy angosto y haciendo un equilibrio tal que contempla las posturas de los dos gobiernos enfrentados por la instalación de las plantas de celulosa en Fray Bentos.

En puridad el informe avala a las empresas y destierra aquellas voces agoreras de que en el río Uruguay se va a producir una catástrofe ambiental, aspecto éste manejado por los ambientalistas de Gualeguaychú. A la vez, en el informe se pide que se aclare una serie de dudas y se modifiquen algunos aspectos técnicos de los emprendimientos. El punto es que en este plano, y ya conocido y analizado el informe, debe ingresar nuevamente a trabajar la diplomacia y la política que han estado tan ausentes en estos días tras la decisión uruguaya de no negociar más con Argentina.

Tan ausente han estado la diplomacia y la política que nada se sabe de los presidentes Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner y ello ha dado pie a que pusieran manos a la obra personajes que no ayudan a encontrar una salida y que ven, en el caos y el enfrentamiento, una manera para perpetuarse en los sillones o una forma para ascender en la escala de preferencia de su líder de turno. Los dos gobiernos habían avanzado lo suficiente en las conversaciones previas a la frustrada cumbre de Anchorena como para que ese trabajo, dificultosamente bordado, se eche a perder por un punto escapado.

Los gobiernos se habían puesto de acuerdo en una declaración conjunta para crear un grupo técnico de seis personas, tres de cada país, para estudiar el impacto ambiental. También habían fijado los términos de referencia para las tareas de esa comisión. Términos de referencia que en esencia son los mismos que las recomendaciones del informe elaborado por los técnicos canadienes, con la diferencia de que ahora hay obligación de ejecutarlas si las empresas quieren acceder a los préstamos y antes no existía tal obligación. Está claro, entonces, que la negociación que llevaron adelante los Fernández: Gonzalo, el secretario de la Presidencia uruguayo y Aníbal, el jefe de gabinete argentino no fracasó.

Entonces, si este es el escenario actual, qué inconveniente hay para que, junto con el informe de la Corporación Financiera Internacional, se pueda articular un solución con los dos presidentes? Podrán dejar de lado falsos orgullos y reclamos de acciones en espejo para dar un paso en pos de una salida digna a un conflicto que no le sirve a nadie? En un momento particularmente delicado, donde las acciones radicales de un lado y del otro parece que se incrementan y hora tras hora ganan posiciones, un regreso a la escena de los dos presidentes para apaciguar los caldeados ánimos, desde ya que se impone.
(La Republica, 13/04/06)
http://www.larepublica.com.uy/lr3/?a=nota&n=208026&e=2006-04-13