Santiago de Chile no se libra de la contaminación que tienen que sufrir las grandes ciudades del mundo. La atmósfera de la capital de Chile, que sobrepasa los seis millones de habitantes, se encuentra bajo alerta ambiental. El aviso ha sido decretado por el Gobierno regional, la Intendencia, debido a un eventual empeoramiento de las condiciones de ventilación atmosférica, según un comunicado de las autoridades.
La medida supone reforzar la fiscalización del cumplimiento de la prohibición de circular que se aplica durante gran parte del año a los vehículos que no cuenten con un convertidor catalítico. Como en otras ciudades, se trata de una medida para tratar de que no haya tanto tráfico. Esta medida se aplica entre las 7,30 de la mañana hasta las nueve de la noche. Se calcula que dejan de circular unos 200.000 vehículos.
Además, se prohíbe el uso de calefactores o chimeneas que usen leña o biomasa como materia prima energética, y aunque están provistos del sistema de doble cámara de combustión. Esta medida está vigente las 24 horas del día.
La Intendencia recomendó también a la población no realizar actividades deportivas al aire libre en la capital, considerada la segunda ciudad más contaminada de América Latina tras México DF.
La autoridad señaló que la condición de alerta ambiental indica que la calidad del aire puede alcanzar niveles considerados como “malos”, es decir, de entre 201 y 300 miligramos de partículas nocivas por metro cúbico de aire, de acuerdo con el Índice de Calidad del Aire referido a Partículas (ICAP).
En días pasado, dos de las diez estaciones de vigilancia distribuidas en la ciudad registraban índices malos: Cerro Navia (en el área poniente), con 287 miligramos, y Quilicura (en el área norte), con 264.
Santiago tiene una peculiaridad geográfica que afecta al clima. Está situada en un valle, rodeada de cerros. Por esta razón, en otoño e invierno se produce lo que se conoce como inversión térmica: el aire es más frío a nivel del suelo, lo que sumado a la ausencia de viento, impide la dispersión de las partículas contaminantes.
(Por David Sanz, Medioambientales, 07/05/2012)