"No queremos los 18 millones de euros, sino justicia". En estos tiempos de dura crisis no es fácil rechazar tanto dinero, como han hecho los habitantes de Casale Monferrato, en la región de Piamonte (Turín). Pero los 1.800 muertos por causa del amianto, los 128 nuevos enfermos que se han añadido en los dos últimos años y las otras defunciones (50 por año) que se producirán hasta el año 2020, han comportado al menos un luto por familia que tampoco han sido fáciles de aceptar.
El Ayuntamiento del pueblo piamontés, que se había constituido en acusación particular contra los propietarios belga-suizos de la exfábrica de productos a base de amianto, ha aceptado la indemnización de 18,3 millones que ha ofrecido uno de los propietarios. La aceptación de dinero comportará renunciar a cualquier otro pleito futuro. “No se pacta con el diablo”, protestan en la asociación de los familiares de las víctimas, que no comparte la decisión del alcalde.
La indemnización ofrecida por el magnate suizo Stephan Schmidheiny no es la única. A las familias de los muertos de Casale ya ha entregado 23.000 euros por núcleo, por un total de unos 23 millones de euros, que se suman a las indemnizaciones de 5,5 millones y de dos millones de euros dadas a los municipios de Siracusa y de Cavagnolo donde también hubo otras fábricas de amianto y otros cientos de muertos.
La suma total alcanza hasta la fecha los 50 millones. Pero los 23.000 euros por familia no excluían las nuevas y futuras indemnizaciones que decida en su día el tribunal civil, al contrario de la decisión actual del ayuntamiento.
Con el agua al cuello
Nicola Pondrano, que fue entre los primeros que en los años 70 pusieron en duda la bondad del amianto, reconoce que "las familias han aceptado, porque están con el agua al cuello a causa de la crisis". El alcalde, Giorgio Demezzi, ha explicado que, de seguir las razones de su corazón, no habría aceptado la indemnización, "porque ninguna cifra puede resarcir el daño sufrido", pero que como administrador se ha planteado el hecho de que, termine como termine el proceso, probablemente con una condena mayor, la sentencia no podrá ser aplicada ya que los dos principales responsables viven en el extranjero.
Ninguno de ellos se ha presentado al proceso, en el que el fiscal Raffaele Guariniello ha pedido para ellos 20 años de prisión. La sentencia está prevista para el 13 de febrero.
El proceso por las muertes de amianto, un producto que se consideraba eterno, razón por la que, además de utilizarse mucho, en Italia se llamó eternit, comenzó el pasado 2009 en Casale di Monferrato. Se trata del mayor proceso jamás intentado contra fabricantes de uralita, usada generalmente en la construcción, que provoca, como se descubrió 30 y 40 años más tarde, tumores malignos en la pleura.
Las acusaciones particulares admitidas en la vista oral fueron unas tres mil, aunque los muertos en toda la península ya son más de 10 mil y los enfermos, que morirán por ello, rondan los 50 mil.
Los dos principales imputados son el suizo Stephan Ernest Schmidheiny, de 63 años, y el belga Jean Louis Marie Ghislain de Cartier de Marchienne, de 90 años, titulares de la exindustria Eternit S.A., que produjo amianto hasta 1992, cuando se prohibió por sus efectos mortales. Se sigue produciendo en países como China, Canadá, Brasil, India, que lo exportan (96%) a las naciones en vías de desarrollo.
Operaciones lentas y complicadas
El Institute of Cancer Research de Londres estima que hasta 2019 en la Unión Europea (UE) se producirán 250 mil muertos por tumor pleurítico y según el Centro Nacional de Epidemiología, hasta el año 2000 habían muerto en España unas 800 personas. En los años 60 los expertos señalaron que el amianto era peligroso y en los 70 que mataba, pero sólo en 1992 se empezó a prohibirlo.
En el 2005 la UE prohibió la extracción, producción, comercio, uso y exportación de 'eternit', aunque la misma UE ha ido aplazando hasta hoy la aplicación completa de la norma, lo que se ha atribuido a las presiones de tres multinacionales que fabrican el amianto usado en el fibrocemento: Dow Chemical (EEUU), Solvay (Bélgica) y Zachem (Polonia).
Con mucha lentitud, a causa de los costes y de la complicación de las operaciones, las autoridades italianas están eliminando el amianto, que se encuentra generalmente en forma de tejados de casas y de plantas industriales. El censo nacional ha identificado unas 75 mil viviendas afectadas en todo el país.
(Por Rossend Domènech, El Periodico, 18/12/2011)