Una grave sequía, acompañada de una ola de calor sin precedentes, ha golpedo a Rusia desde finales de junio, agravándose en los últimos días. Las autoridades de ese país alertan sobre el aumento de muertes relacionadas a estos fenómenos, a los que organizaciones ambientalistas vinculan con el cambio climático.
“Tenemos un archivo de condiciones meteorológicas y de situaciones anormales de los últimos mil años. Es posible decir que no ha habido nada similar a esto en el territorio de Rusia durante los últimos mil años respecto del calor”, dijo el director del Servicio Meteorológico ruso, Alexandr Frolov, según informó la agencia Novosti.
La ola de calor que recorre Rusia desde principios del verano ha duplicado la mortalidad en Moscú, ya que en la capital usualmente se registran entre 360 y 380 fallecimientos diarios, mientras que ahora éstos se sitúan en cerca de 700.
A esto se suma el incremento en los incendios forestales, que aunque registraron un leve descenso del pasado domingo a este lunes, aún afectan a 174.035 hectáreas.
Por otra parte, la sequía es grave y ha disminuído la cosecha en un 30 por ciento, lo que afectará el suministro interno pero también el externo, ya que el primer ministro ruso, Vladímir Putin, ordenó la suspensión de la exportación de cereales y de otros productos agrícolas.
Si bien esta decisión, que regirá hasta diciembre, podría revisarse en octubre, los pronósticos no son alentadores debido a que se estima que no habrá lluvias en todo el mes de agosto.
Además de lo que sucede en Rusia, este fin de semana se informó que en el norte de Groenlandia se desprendió un iceberg de 87 kilometros cuadrados del glaciar de Petermann, lo que según la organización ambientalista Greenpeace, alterará el clima en las próximas semanas o meses, debido a la gran cantidad de hielo que se vierte en los océanos.
“Los deshielos en el Ártico, los incendios forestales en Rusia y las inundaciones en el Himalaya son sólo algunas de las predicciones de los científicos respecto a los efectos del calentamiento del planeta y de cómo se verá el mundo en un ambiente de calentamiento global”, señala dicha organización en un comunicado.
“La naturaleza nos está diciendo que es hora de actuar, es preciso que los políticos del mundo dejen los discursos y en la próxima cumbre del clima (COP 16) lleguen a acuerdos vinculantes que permitan cambiar los combustibles fósiles por energías limpias y renovables y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero de cada país con metas ambiciosas, sólo así podremos darle a nuestros hijos un futuro próspero y verde”, agrega Greenpeace.
(La Biodiversidad en América Latina, 11/08/2010)