Las imágenes de pelícanos cubiertos de crudo se han vuelto "postales" familiares del derrame de crudo en el Golfo de México que, a más de dos meses de iniciarse tras la explosión y hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon de British Petroleum (BP), sigue sin controlarse.
Miles de millones de aves atravesarán el Golfo rumbo a América del Sur. Muchas se detendrán para anidar.
Las imágenes de pelícanos cubiertos de crudo se han vuelto "postales" familiares del derrame de crudo en el Golfo de México que, a más de dos meses de iniciarse tras la explosión y hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon de British Petroleum (BP), sigue sin controlarse.
Sin embargo, estas fotografías son sólo una muestra ínfima de la amenaza que se cierne sobre las millones de aves que en las próximas semanas comenzarán a llegar a la región.
A partir de estos días y durante los siguientes seis meses, miles de millones de aves de más de 300 especies se detendrán en el Golfo -una zona por la que pasa uno de los corredores migratorios más transitados del mundo- para anidar o descansar en su travesía hacia América del Sur.
"En los próximos meses veremos entre 40 y 50 millones de aves volando hacia el Golfo de México", le dijo a BBC Mundo David White, director del Servicio para la Conservación de Recursos Naturales de Estados Unidos.
Aunque la mayoría de los pájaros eligen sitios lejos de la costa para reproducirse y construir su nido, con la marea baja muchas se acercan luego a las playas en busca de alimentos.
Cuando lo hagan, inevitablemente se mancharán con petróleo. "Lo que nos gustaría hacer es intentar de minimizar las posibilidades de que estas aves tengan contacto con las áreas contaminadas de la zona", afirmó White.
Para reducir el riesgo que corren los millones de patos, garzas, caradrinos y gansos, entre otros, las autoridades implementaron una estrategia para "engañar" a las aves.
Estaremos inundando campos de arroz y trabajando con granjeros acuicultores y con aquellos cuyos terrenos les permitan crear fácilmente hábitat de aguas poco profundas.
David White, del Servicio para la Conservación de Recursos Naturales
Básicamente, les pagaron a campesinos de cinco estados de EE.UU. en la región para que inunden sus campos, creando de esta manera lagos o pantanos artificiales para atraer a las aves.
Los campos ideales para llevar a cabo esta operación son aquellos que hace siglos, antes de ser adaptados para la agricultura, eran terrenos pantanosos.
"Estamos tratando de crear entre 40.000 y 60.000 hectáreas de nuevos pantanos. Estaremos inundando campos de arroz y trabajando con granjeros acuicultores y con aquellos cuyos terrenos les permitan crear fácilmente hábitat de aguas poco profundas", explicó White.
Los granjeros que acepten inundar sus tierras firmarán un contrato de tres años. En el corto plazo, la intención es tratar de salvar la mayor cantidad posible de aves que migren desde el norte, pero más adelante la ayuda será para las que vuelen desde el sur.
Las autoridades estadounidenses estiman que para mantener los pantanos artificiales durante tres años se necesitarán de unos US$20 millones.
Por otra parte, están colocando barreras flotantes para frenar el avance del crudo tierra adentro, aunque los esfuerzos recientes han mostrado que este método no es muy eficaz cuando hay mal tiempo y el movimiento de las aguas permite que el petróleo salte la cerca.
Aumento dramático
Hasta el momento unos 800 pájaros han sido tratados en los centros de rehabilitación en el Golfo de México. Unos 250, al menos, ya fueron devueltos a su hábitat natural.
Pero si de lo que se trata es de limpiar a las aves de crudo, lo más probable es que las que están empezando a llegar no corran la misma suerte.
El problema es que éstas son más pequeñas y, según los expertos que trabajan en los centros de recuperación, es más difícil que sobrevivan el vigoroso fregado al que deben ser sometidas.
Y aunque los más optimistas insisten en que el número de aves afectadas es muy inferior al de las cerca de 250.000 que perecieron en el vertido de Exxon Valdez en Alaska, en 1989, los expertos esperan que, dado que el actual derrame es diez veces mayor que aquel de hace más de dos décadas, la cifra de pájaros muertos por contaminación en el Golfo de México cambie dramáticamente en los próximos meses.
Esto sin tomar en cuenta los pronósticos meteorológicos que anunciaron que la temporada de huracanes -que tienen la capacidad de empujar el crudo hacia el continente y que empezó hace aproximadamente un mes- será la más activa en años.
(EcoPortal, 11/07/2010)