La Cumbre del Clima de la ONU, celebrada hace un mes en Copenhague, se resolvió con un acuerdo de mínimos impulsado por EEUU junto a un reducido número de países y elaborado en reuniones al margen de la asamblea general.

Para muchos analistas, aquello mostró que la Casa Blanca decidía resolver las cosas por su cuenta y sin esperar a que el pandemónium de los 192 estados representados en la Conferencia de las Partes llegara a un acuerdo general. Lo que parecía una impresión entonces toma ahora visos de realidad a la luz de las declaraciones de los diplomáticos estadounidenses.

Ayer, el diario The Guardian recogía las palabras de Jonathan Pershing, el principal negociador de la delegación de EEUU durante la Cumbre del Clima, en las que éste ponía en duda la utilidad de los foros de la ONU para decidir estas cuestiones internacionales.

«Lo mejor que puede decirse de la reunión es que fue caótica», declaró Pershing en Washington. «Nos reuníamos principalmente por las noches. Tuve la sensación de no dormir nada durante dos semanas. Me parece una manera muy extraña de hacer las cosas, y se notó», añadió el Enviado Especial para el Cambio Climático del gobierno de Obama.

Según el rotativo británico, para Pershing, las discusiones sobre cómo afrontar el problema del clima deberían ser impulsadas directamente por los gobiernos de los principales países contaminantes, como EEUU, China, India o Brasil. De hecho, fueron precisamente estas naciones, junto a Sudáfrica, las que pactaron in extremis el acuerdo establecido a última hora de la Cumbre del Clima.

La desconfianza de Pershing hacia la ONU se extiende también al fondo de 30.000 millones de dólares acordado en Copenhague para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático de aquí a 2012. «Ninguno de nosotros está muy seguro de que la ONU sea el mejor agente para gestionar este plan de financiación», aseguró Pershing.

Aunque el negociador de EEUU no afirmó explícitamente que la ONU debería quedar excluida de las negociaciones futuras, sí considera que el proceso debería estar guiado y liderado por las principales potencias contaminantes.

En el mismo sentido se han expresado recientemente relevantes analistas, como el ex director de la London School of Economics, Anthony Giddens, para quien sería mejor llegar a un acuerdo eficaz y rápido entre los grandes emisores que seguir buscando durante años un pacto que ate a todos los países.

Reacción europea
Fuentes de la negociación europea consideraban ayer, sin embargo, que no puede considerarse que haya una ruptura de EEUU con el marco climático de la ONU. De hecho, ya quedó claro en Copenhague con la presencia de EEUU y su presidente. Lo que sí puede haber es espacio para acuerdos bilaterales, de grupo o regionales en el contexto de la Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático.
 
La resaca de Copenhague deja espacio para debates como éste, pero también para la acción. La reunión danesa arrojó un documento con 12 puntos y con un compromiso inmediato: antes del 31 de enero los países deben comunicar a la ONU cuál es la cifra definitiva de reducción de emisiones a la que se comprometen.

Éste será uno de los asuntos que discutirán desde hoy los ministros de Medio Ambiente y los de Energía de la UE que se reúnen en Sevilla hasta el domingo.

La Presidencia Española de la UE impulsa este Consejo Informal para analizar los resultados de Copenhague y debatir los pasos a seguir en la negociación internacional. Uno de los asuntos inmediatos que Europa debe decidir es si deja su objetivo de reducción de emisiones en el 20% para 2020, como tiene fijado ya por ley, o lo sube al 30%, como estaba dispuesta a acometer si el resto de estados hacía esfuerzos equiparables.

La decisión debe llegar antes del 31 de enero. Tras este paso, quedan muchos más. En noviembre se celebra en México la próxima cumbre del clima de la ONU y de aquí a entonces se espera convertir el tímido acuerdo de Copenhague en algo más ambicioso y vinculante.

Ayer, la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, afirmaba: «La UE siempre ha sido líder en la lucha contra el cambio climático y quiere seguir siéndolo». Sobre si es la ONU el marco para ello o se puede romper para dar paso a acuerdos bilaterales, la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, era clara: «Se puede hablar de combinar, pero no de sustituir».

La ruta tras la cumbre
• Primera cita. Los ministros de Energía y de Medio Ambiente de la UE se reúnen desde hoy en Sevilla para analizar los resultados de la Cumbre de Copenhague y debatir la estrategia a seguir.

• Plazos. El acuerdo de Copenhague ponía el 31 de enero como la fecha en la que cada Estado debería comunicar a la ONU la cifra definitiva de las emisiones que estaban dispuestos a reducir.

• Europa. La UE ya anunció que rebajaría un 20% y podría subir a un 30% según lo que hicieran los demás. Ahora debe decidir si llega a ese 30% o se queda en el 20% en vista de que EEUU y China no estuvieron a su altura. La reunión de Sevilla este fin de semana servirá para debatir la cifra final europea.

(Fundacionentorno.org / Ecoticias.com, 21/01/2010)