En la enorme sala de prensa de la Cumbre del Clima de Copenhague había ayer un periodista francés al que muchos colegas se acercaban para darle unas palmaditas en la espalda y bromear con él. Se trata de Hervé Kempf, enviado especial del diario Le Monde y un veterano de estas conferencias. Se había convertido en noticia, pues el presidente vanezolano Hugo Chávez acababa de citar en el Plenario su libro Cómo los ricos destruyen el planeta.
Usted afirma en el libro que la actual estructura económica condiciona negativamente las metas de la ecología. Si. Es que si queremos resolver la crisis ecológica hay que reducir las desigualdades.
¿Qué destacaría de esta relación? Como explicaba el economista Veblen, en muchas sociedades los individuos están en rivalidad ostentatoria, es decir, buscan manifestar que son superiores y más chic. Pero, a la vez, los de una capa social más baja encuentran su modelo para vivir en la clase superior. Esto significa que la clase que está en lo más alto define el modelo de consumo para toda la sociedad. ¿Qué pasa en un mundo que es extremadamente rico y a la vez desigual? Pues que se ha tomado como ejemplo para todos un modelo de sobreconsumo basado en coches enormes, ropas lujosas, gadgets por todas partes... Esto empuja a una crisis ecológica.
¿Qué tiene que ver esto con la cumbre de Copenhague? Ésta es una de las razones por las que creo que esta conferencia corre el riesgo de acabar en fracaso. Lo escribí en septiembre: si la cuestión de la desigualdad no se ponía sobre la mesa no habría acuerdo. No se puede decir a la gente "hay que salvar el planeta" sin explicar al mismo tiempo que hay que cambiar de sistema, de economía, de costumbres.
(Vida sana / Ecoticias.com, 21/12/2009)