La agricultura ha entrado en el borrador del acuerdo de Copenhague. Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que la agricultura se verá afectada por el cambio climático y que unas prácticas agrícolas adecuadas contribuyen a mitigar el calentamiento, pero existen profundas divergencias sobre las expectativas del Acuerdo de Copenhague, sobre qué constituyen buenas y malas prácticas agrícolas, y sobre si la financiación debería provenir del comercio del carbono, de un fondo o de ambos.
Muchos de los países industrializados querrían que prácticamente toda la financiación provenga de compensaciones por carbono, del comercio de emisiones y de proyectos en países del Sur. En 2008 se vendió en los mercados mundiales de carbono una cifra récord de 4.900 millones de toneladas de reducciones de emisiones de dióxido de carbono y el comercio de carbono aumentó un 83% en tan solo un año. Pero, a pesar de ello y de que el Protocolo de Kyoto entró en vigor en 2005, las emisiones mundiales de CO2 han seguido aumentando.
El comercio de carbono no contribuye a evitar las emisiones de la quema de combustibles fósiles en el Norte, y en cambio hay sólida evidencia de que los créditos del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) están siendo utilizados para subvencionar algunas de las industrias más contaminantes en el Sur. No es de extrañar por tanto, que el comercio de carbono no haya resultado en una reducción de emisiones.
Muy pocas personas son conscientes de que el MDL admite sistemas agrícolas y proyectos muy diversos, incluyendo grandes explotaciones de porcino y plantaciones de palma aceitera. La metodología aprobada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) contribuye en la práctica a subvencionar y legitimar las explotaciones de porcino y plantaciones industriales intensivas, a pesar de que este tipo de proyectos han sido muy cuestionados, entre otras razones por la destrucción de la biodiversidad y la contaminación del suelo y de las aguas que suponen.
Informe Preliminar por Econexus, Biofuelwatch, Grupo de Reflexion Rural Y NOAH – Amigos de la Tierra, Dinamarca.
(La Biodiversidad, 27/11/2009)