La politóloga colombiana Paula Álvarez Roa, de amplia experiencia de trabajo con organizaciones sociales en temas relacionados con las políticas públicas, ambientales y rurales y experta en agrocombustibles de Colombia, habló en Radio San Borondón sobre el terrible impacto ambiental y social que supone este tipo de cultivos.
Paula Álvarez está vinculada al grupo Semillas, organización no gubernamental ambientalista de Colombia que aboga por una sociedad más justa, incluyente y equitativa, donde los derechos colectivos de las comunidades y organizaciones campesinas afrocolombianas e indígenas se respeten sobre la base del reconocimiento de su territoio, autonomía y conocimiento tradicional y desde la consolidación de alternativas de vida sustentables.
Para esta experta en agrocombustibles, «existen muchas amenazas e impactos. Los principales cultivos que se están promocionando para la producción de agrocombustibles son la palma aceitera, para la producción del biodiésel, y la caña de azúcar para la producción del etanol. Este tipo de cultivos se desarrollan en grandes plantaciones, grandes extensiones de tierra que son ocupadas con estas plantaciones, trayendo enormes perjuicios de tipo ambiental, social y de derechos humanos.»
En cuanto a los perjuicios ambientales, Paula Álvarez explicó que «al ser grandes plantaciones las que se están desarrollando, hay toda una deforestación de bosques, de selvas naturales. Se está perjudicando a riquísimos ecosistemas que existen en el país para sembrar estas plantaciones, que requieren de una tierra muy fértil y de mucha agua.
Los cultivos para agrocombustibles, es decir, la caña de azúcar y la palma aceitera, son cultivos que demandan por hectárea muchísima cantidad de agua. Por ejemplo, en el caso de la palma aceitera, una hectárea de este cultivo requiere 12.000 metros cúbicos de agua. En el caso de la caña de azúcar, se requiere 10.000 metros cúbicos. Esto significa un uso intensivo del recurso hídrico que, comparado con cultivos destinados a la alimentación como el millo, el maíz, el tomate o las hortalizas, éstos requieren muchísima menos agua.»
Por otra parte, la experta en agrocombustibles afirmó que, además, «este tipo de cultivos están asociados a todo lo que se conoce como el paquete tecnológico, es decir, el uso intensivo de agrotóxicos. Son cultivos que requieren una fuerte mecanización. Entonces, aquí encontramos otro elemento. Es decir, no es cierto el argumento que nos plantean permanentemente los que promocionan estos agrocombustibles como la salida a toda esta crisis del calentamiento global.
Es absolutamente falso ese argumento ya que varios estudios que se han realizado internacionalmente demuestran cómo estos cultivos requieren, para reproducirse, de una deforestación y de un uso intensivo dereivado del petróleo, a través de los agrotóxicos, agroquímicos, mecanización... No es cierto que los agrocombustibles sean amigables con el medio ambiente, no son “verdes”, como se les ha dicho.»
Por otro lado, en términos sociales, según Paula Álvarez, «en Colombia se ha venido implementando este modelo de los agrocombustibles, de las grandes extensiones para estos plantaciones a través de una sistemática violación de los derechos de las comunidades locales en cuanto a permanecer en sus territorios. Por otro lado, Colombia, después de Sudán, es el segundo país con mayor desplazamiento en el mundo. Estamos hablando de alrededor de 4 millones de personas desplazadas. Este es un impacto muy relacionado con los agrocombustibles.»
Adicionalmente a la problemática social está el tema de la tierra, explica Álvarez, ya que «Colombia es un país que no tiene resuelto el tema de los títulos de propiedad. Así pues, lo que se ha venido haciendo con este tipo de modelos agroindustriales es, prácticamente, una legalización del despojo de la tierra que ha existido en el país desde hace muchísimos años.»
(San Borondón / La Biodiversidad, 16/11/2009)