La contaminación química y biológica y la disminución de alimento debido a la sobrepesca potencian la dispersión de agentes infecciosos en el medio marino y aumentan su patogenicidad en algunas especies marinas, según alerta un estudio mundial que han llevado a cabo científicos de once países, entre ellos, el catedrático Àlex Aguilar del Departamento de Biología Animal de la UB.
El estudio, publicado en octubre en la revista Diseases of Aquatic Organisms, describe cómo este hecho ha tenido un efecto significativo en diversas especies animales y, de manera particular, en las poblaciones de cetáceos y otros mamíferos marinos.
Entre los agentes infecciosos, cuya acción se ha visto potenciada por las actividades humanas, hay varios virus, como los causantes del bromo (Morbilivirus) o la viruela (Poxvirus); bacterias como las que provocan la brucelosis, el hongo responsable de la lobomicosis y el protozoo causante de la toxoplasmosis.
Los principales factores que potencian los agentes infecciosos son la acción inmunosupresora de determinados contaminantes químicos (bifenilos policlorados o PCB, y otros productos organoclorados, etc.), La dispersión de agentes patógenos producida por la contaminación orgánica transportada por las aguas residuales y de escorrentía, el debilitamiento causado por la reducción en la disponibilidad de alimento asociada a la pesca excesiva, el estrés y las colisiones causadas por el tráfico marítimo.
"El Mediterráneo es uno de los mares que más ha sufrido el impacto de las actividades humanas, y además, presenta unos niveles elevados de contaminación y tráfico marítimo, y sufre también una severa sobreexplotación de los recursos pesqueros" comenta el catedrático Àlex Aguilar (UB). "Esto explica, por ejemplo, las epizootias recurrentes de Morbilivirus que han producido mortandad entre los delfines y las focas mediterráneas y la reducción de determinadas especies de aves marinas y peces".
En la última década, también se ha observado que el aumento de la temperatura del agua del mar producido por el cambio climático puede modificar la distribución de las especies transmisoras y de las que actúan como reservorio, de esta manera, alterar los ciclos de transmisión de algunos agentes patógenos, como los hongos criptococos.
Las especies de mamíferos marinos predadoras y que habitan aguas costeras i de estuarios son las que tienen un mayor riesgo de infección debido a la gran sensibilidad ecológica que presentan frente a este tipo de impactos, y de que sus hábitats están más cerca de tierra firme. Algunos de estos agentes infecciosos pueden ser transmitidos a los seres humanos, lo que representa un problema si las especies afectadas se manipulan o se consumen sin aplicar los procedimientos adecuados.
(Sostenible.cat / Ecoticias.com, 19/10/2009)