Su expansión a gran escala produce deforestación y abusos sobre los derechos humanos en países como Indonesia, Malasia o Colombia.
Amigos de la Tierra celebra el anuncio de la Corporación Financiera Internacional (IFC), la institución afiliada al Grupo del Banco Mundial que se ocupa del sector privado, de detener todas sus inversiones en aceite de palma. Durante los últimos años, grupos de Amigos de la Tierra en todo el mundo han denunciado la destrucción ambiental y los graves impactos sociales de la extensión de este monocultivo en países del Sudeste Asiático y América Latina. Los principales destinos del aceite de palma son la industria cosmética, la alimentaria y, cada vez en mayor medida, la producción de combustibles.
“Las inversiones a gran escala en plantaciones de aceite de palma conducen a la deforestación y a la violación de los derechos humanos” aseguró Torry Kuswardono de Amigos de la Tierra Indonesia/WALHI. ”Por fin el Banco Mundial reconoce estos problemas, y esperamos que otras instituciones sigan el mismo camino”.
La decisión del Banco Mundial fue desvelada la semana pasada en una carta de su presidente, Robert Zoellick, respondiendo a un llamamiento de organizaciones sociales indonesas e internacionales [1]. La carta anuncia la suspensión de toda la financiación de esta institución del Banco Mundial en el aceite de palma hasta tener una estrategia revisada sobre la financiación de este controvertido sector.
Esta decisión es resultado de la presión de organizaciones sociales frente al órgano de vigilancia del IFC sobre las actividades de una de las principales empresas de aceite de palma, Wilmar [2]. El resultado de la protesta fue un veredicto en el que se concluye que el Banco Mundial había violado sus propios procedimientos y que había priorizado los intereses comerciales frente a los estándares ambientales y sociales del propio IFC. [3]
Amigos de la Tierra ha denunciado repetidamente las prácticas de las multinacionales del aceite de palma, como las talas y quemas ilegales, el desplazamiento de comunidades locales en Indonesia por parte del grupo Wilmar [2], el desastre del avance de estos monocultivos en Malasia [4] o la grave situación creada sobre los derechos humanos [5].
El aceite de palma es importante tanto para la industria alimentaria como para la cosmética [6]. Pero uno de los grandes motores que ha generado su expansión a gran escala es la demanda de combustibles de origen vegetal (agrocombustibles o biocombustibles) en los países del Norte. Los objetivos obligatorios de EE.UU. y la UE para la introducción de agrocombustibles están detrás de esta última expansión y de la catástrofe ambiental y social que lleva asociada.
“La demanda europea de materias primas como el aceite de palma para la producción de agrocombustibles es en gran parte responsable de la situación en el Sur. Aprovechando esta semana de la movilidad, debemos plantearnos soluciones reales a los impactos generados por nuestro sistema de transporte, que pasen por reducir nuestro consumo de combustibles y no por ceder ante falsas soluciones como los agrocombustibles” afirmó David Sánchez, de Amigos de la Tierra España.
(La Biodiversidad, 16/09/2009)