El Gobierno chileno estudia demandar al Estado sueco por la contaminación de plomo en Arica que sufrieron miles de personas a partir de 1984 a causa de la importación de desechos tóxicos de la compañía sueca Bolliden Metal
"La causante de los daños a la salud de las personas que ha generado la presencia de contaminantes indudablemente no puede quedar en terreno de nadie", dijo este jueves el ministro de Salud de Chile, Álvaro Erazo. "Hay posibilidades de establecer demandas a nivel internacional y estamos trabajando en ello", declaró Erazo tras reunirse con dirigentes vecinales en Arica, a 2.051 kilómetros al norte de Santiago, en el límite con Perú.
En ese encuentro, al que también asistieron otros tres ministros, se firmó un protocolo para garantizar un plan integral de salud para revertir las consecuencias de la exposición al plomo, arsénico y zinc que se pondrá en marcha a principios de septiembre.
La contaminación se produjo cuando la empresa chilena Promel importó en los años 80, durante la dictadura de Augusto Pinochet, desechos tóxicos de la compañía sueca Bolliden Metal, responsable también del desastre ecológico del Parque Nacional de Doñana, en España. Cerca de 20.000 toneladas de residuos químicos se depositaron desde 1984 a 1986 en las afueras de tres poblaciones de Arica. Para introducir estos desechos, Promel rotuló el producto como "barros con contenidos metálicos" y justificó la operación, que costó dos mil dólares por tonelada a Bolliden, con el argumento de la existencia de oro y plata entre sus elementos.
(EFE / Planeta Azul, 15/08/2009)