Cualquier semejanza con una huida precipitada es pura coincidencia. Sin embargo, el anunciado cierre de oficinas, ajuste de personal y abandono de proyectos para América Latina por parte de AVINA el pasado mes de mayo, fue lo más parecido a un escape. También ingresa a la zona de la pura coincidencia el hecho de que unas semanas antes de esta reestructuración, el fundador de AVINA, Stephan Schmidheiny, enfrentaba un juicio por envenenamiento seguido de muerte de familiares de trabajadores y obreros de sus empresas que contrajeron enfermedades derivadas del amianto.

Desde la organización salieron rápidamente a desmentir la conexión afirmando que AVINA no tiene relación con el tema de los asbestos y que VIVA Trust, o sea Stephan Schmidheiny, no es el único financiador de la Fundación, pero si el principal. Asimismo, se adjudicó la reestructuración a la crisis financiera internacional.

VIVA  -un truts de empresa que aseguran que financian a AVINA- desde el 2003, año de su creación, comprende dos actividades productivas; la forestal e industrial de madera y la de conductos de fluidos. Sus nombres son Masisa y Amanco, respectivamente. Agrupadas en el llamado Grupo Nueva, trabajan especialmente en América Latina, según el informe: ‘El caso Avina, Ashoka y otras entidades filantrópicas’, coordinado por Francisco Puche. Desde julio de 2008, el Comité Director de Viva Trust  pasa a manos de un latinoamericano, Roberto Artavia; cambia su sede de Suiza a América Latina  y el fundador Schmidheiny se mantiene como Presidente honorario.

La financiación de AVINA llega a través del trust; un fideicomiso del Grupo Nueva que incluye a los grupos Masisa y Amanco. El primero de estos grupos  empresarios posee en Chile las mayores plantaciones de eucalipto y pino insigne en Terranova, lugar que absorbió en el 2005. Otra pura coincidencia; Terranova era de Stefan Schmidheiny. Su empresa, Forestal Millalemu, fue acusada en 2002 por la institución internacional encargada para otorgar las certificaciones forestales, de aplicar tóxicos prohibidos tanto por la OMS como por la FSC, además de otras irregularidades. Cabe recordar que el empresario helvético devenido en acusado por más de cien trabajadores de sus empresas, continúa en su cargo de Presidente Honorario de AVINA.

Las otras fuentes de financiación de AVINA provienen del sector público y de otros ámbitos del sector privado y está asociada, entre otras, con la Fundación Rockefeller a través del Bellagio Forum foe the Sustanaible Development.

La Fundación es una fiel promotora del proyecto IIRSA para América Latina, un  megaproyecto para generar la necesaria infraestructura para la explotación de bienes y servicios. IIRSA generó aireadas críticas de vastos sectores de la sociedad de América del Sur por sus proyectos que arrasan con el ambiente. En Argentina, AVINA mantuvo una estrecha relación la ex secretaria de Ambiente y Recursos Naturales, Romina Picolotti, e ingresó como socio al controvertido “Rey de la Soja”, Gustavo Grobocopatel.

Desde Turín, el poderoso empresario ubicado en el puesto 243 de la lista Forbes de las personas más ricas del mundo no puede seguir manteniendo el aura de defensor del ambiente y filántropo, algo que se esfumó de la noche a la mañana en este personaje que vinculó durante casi dos décadas a empresas privadas de dudoso proceder medioambiental, organismos públicos y organizaciones del sector civil.

La fiscalía pidió una indemnización de un millón de euros por víctima, que ya llegan al millar. Según los especialistas, los efectos del amianto matan de forma lenta, hasta 40 años después de haber inhalado del veneno. Se calcula que estarán ene esta situación otras 60 mil personas. Esta vez la justicia fue hasta las cabezas de la empresa Eternit, responsable de la situación. Los acusados; Stephan Schmidheiny, Thomas Schmidheiny y Jean-Louis de Cartier.

El paraguas de la filantropía verde, que cobijó gigantescos negocios de privatización de los sistemas públicos de gestión de agua, explotaciones madereras a gran escala con
fertilizantes y pesticidas tóxicos y la comercialización de materiales cancerígenos como el amianto, parece haberse cerrado en un juzgado de Italia. Mientras tanto, AVINA, la criatura de Stephan Schmidheiny, se prepara para ofrecer las explicaciones del caso.

El caso es que Avina siempre mantuvo un perfil que generaba más dudas que certezas. En la esfera local Carlos March fué un confeso redactor de discursos de Menem. A su vez la organización sugería "conocernos" a quienes buscaran financiación. Su estrategia de premiar periodistas obtuvo un éxito singular. Regularmente la operación se basaba en la idea del cambio porducido por quienes tengan el poder de hacerlo y organizar una alianza donde se facilitaba algo a las organizaciones y personas.

(medio&medio, 11/06/2009)