El G8 de L'Aquila dejó la sensación de una oportunidad perdida en materia de cambio climático, a sólo cinco meses de un acuerdo esperado en Copenhague, por la falta de compromisos a mediano plazo y pese a los progresos realizados en materia de reducción de emisiones para el año 2050.
Reconociendo los trabajos cada vez más alarmantes de los científicos, los líderes de ocho países industrializados aprobaron el miércoles (08/07) un límite de 2° C como tope máximo de calentamiento, y para respetarlo, aceptaron aspirar a un descenso de la mitad de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de aquí a 2050 y en un 80% o más para los países industrializados. Se trata de "un consenso histórico", según el presidente estadounidense, Barack Obama, que asistía a su primera cumbre del G8. Y su entusiasmo se comprende en la medida que el compromiso estadounidense permitió convencer a Japón, Canadá o Rusia, que nunca habían suscrito ese objetivo.
Obama presidió el foro paralelo de las principales economías sobre el clima y la energía (MEF, que reunió a 16 países, incluido el G8 y los principales mercados emergentes, lo que representa un 80% de las emisiones mundiales), que también apoyó los 2° C. "Esto está grabado en piedra", dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. De hecho, la UE y un centenar de países ya habían rubricado la medida.
No obstante, en opinión del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que también acogió con satisfacción el compromiso de los 2° C, "los resultados del G8 no son suficientes". "Lo que necesitamos es un objetivo a medio plazo que nos garantice que vamos por buen camino para alcanzar los objetivos de 2050", indicó. Los líderes del G8 "tuvieron una oportunidad única que podría no volverse a presentar."
Esta falta de compromiso en un futuro próximo fue mal recibida por las principales economías emergentes como Brasil. "No podemos aceptar el objetivo de 2050 sin un fuerte compromiso a mediano plazo", dijo el jefe brasileño de la negociación sobre el clima, Luiz Alberto Figueiredo Machado, para quien se trata de una cuestión de "credibilidad" para los países ricos. Esta es la razón por la que los países en desarrollo del MEF, entre ellos China, ahora el mayor emisor mundial de CO2, renunciaron a apoyar un objetivo de reducción de las emisiones del 50% en 2050.
Para Barack Obama, sin embargo, los grandes países en desarrollo también deberán desempeñar un rol en el próximo acuerdo sobre el clima. "Dado que las proyecciones prestan a los países emergentes la mayor parte de las emisiones en el futuro, su participación activa es la condición previa para una solución", advirtió. También anunció que los ministros del G8 deberán hacer propuestas sobre la financiación de la lucha contra el calentamiento global, en la cumbre del G20 que se realizará en septiembre en Estados Unidos. "Tenemos que ayudar a los países más afectados a adaptarse y, en particular a aquellos que son menos capaces de hacerlo por falta de recursos", dijo.
"Además, tratamos de proporcionar un apoyo financiero importante", prometió, paliando de este modo la falta de una declaración del G8 sobre este tema crucial para los países en desarrollo. "La falta de objetivos en cifras en la declaración del MEF muestra bien que los países en desarrollo no confían en los países industrializados", dijo Alden Meyer, director de la Unión de Científicos Preocupados, una ONG norteamericana. "La cumbre del G20 es el último antes de Copenhague. Si esta reunión facilita progresar en la cuestión de la financiación, cambiaría todo", añadió.
Ban Ki-Moon, que "se niega a considerar la posibilidad de un fracaso en Copenhague", apuesta por su lado en la cumbre del clima que él organiza en septiembre en Nueva York, al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas, para arrancar nuevos compromisos para los países industrializados.
El bloque de 42 pequeños Estados insulares en desacuerdo
El bloque de 42 pequeños Estados insulares miembros de la ONU censuró hoy el acuerdo de las potencias desarrolladas de aceptar un aumento de dos grados centígrados en los presentes niveles de temperatura global. "Ese incremento es inaceptable porque excede los límites de seguridad necesarios para la protección y supervivencia de las pequeñas islas", denunció la Alianza de las Pequeñas Islas Estados (AOSIS, por sus siglas en inglés) en una declaración.
La protesta de la AOSIS fue divulgada en esta sede de la ONU en Nueva York bajo la firma del presidente de ese bloque de países, el embajador de Granada, Dessima Williams, quien indicó que un aumento de dos grados en el clima mundial sería catastófico. La AOSIS exige en su declaración que las grandes economías mundiales reduzcan sus emisiones de gases contaminantes a niveles más concretos y de mayor alcance que los anunciados en la reciente reunión del G-8 y el Foro de Economías Emergentes celebrada en la localidad italiana de L'Aquila.
En ese encuentro, las potencias del G-8 acordaron que la temperatura global no debe aumentar más de dos grados, en comparación con la era preindustrial, y convinieron reducir entre 50 y 80 por ciento las emisiones contaminantes antes del año 2050, pero sin cuantificación alguna.
Al respecto, el bloque de 42 pequeñas islas Estados reafirmó su llamado a lograr una reducción de emisiones contaminantes a corto y mediano plazos que limite el incremento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales. "Es una cruel ironía que sin un adecuado compromiso global ante este problema, los países que menos contribuyen al calentamiento global lleguen a ser los más afectados por sus consecuencias", señala la declaración de la AOSIS firmada por el embajador Williams.
La protesta de este bloque de países se hace eco de la queja del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien declaró insuficientes las propuestas hechas por las grandes economías mundiales sobre cambio climático.
(Ecoportal, 12/07/209)