Dejan tres décadas de desarrollo acelerado catástrofe por polución en el país asiático
 
El martes (30/06) de la semana pasada, a primera hora de la mañana, el cielo de la capital china se oscureció por completo, quedando encapotado con una gama de tonos grises y rojizos que parecían sacados de una película de terror. No era un eclipse, sino una de las densas nieblas de contaminación atmosférica, humedad y arena que periódicamente se ciernen sobre los más de 18 millones de habitantes de esta metrópoli y a las que todo el mundo parece haberse acostumbrado.

Y es que en estos últimos 30 años de desarrollo acelerado, China ha provocado la mayor catástrofe ambiental de todos los tiempos, según el veredicto unánime de los expertos. "China ha recorrido en 30 años el camino que otros países hicieron en 300, así que era inevitable que ocurriese. Estamos teniendo todos los problemas ambientales a la vez y no hay tiempo ni para estudiar el origen de cada uno", dijo a REFORMA Shiqiu Zhang, profesora de Ciencias Ambientales de la Universidad de Beijing.

El impacto de la crisis ambiental sobre la vida diaria y la salud de los chinos empezó a notarse hace ya varios años, pero hoy alcanza dimensiones escalofriantes. El aumento desorbitado del consumo energético, la utilización descontrolada de productos químicos en el sector agrícola, el desarrollo de la industria y la edificación masiva han envenenado el agua, el aire, e incluso la comida. Según estudios oficiales, casi medio millón de personas muere cada año a causa del aire, mientras que en torno a 500 millones, la mayoría campesinos, no tienen acceso a agua limpia.

En las ciudades la situación no es mejor y, según un estudio de 2007, sólo un uno por ciento de los casi 600 millones de urbanitas respiran un aire considerado "seguro", según parámetros de la Unión Europea. "La industria alimenticia abusa de pesticidas, químicos prohibidos y antibióticos. Es un coctel que está envenenando a cientos de millones y el cáncer es ya el primer caso de mortalidad en China", explicó Sze Pang Cheung, director de Greenpeace en el país.

Los problemas ambientales de China se generan por una interminable suma de factores que se agravan y aumentan de escala a causa de la superpoblación y la falta de recursos. Cada ciudadano chino dispone de tres veces menos agua que la media mundial y enormes zonas del país sufren sequías que, además, están empeorando notablemente con el cambio climático. Con sólo un 6 por ciento de la extensión cultivable del planeta y una proporción de tierras fértiles de menos del 40 por ciento del total, China tiene que dar de comer al 20 por ciento de la población mundial.

Muchas de las complicaciones surgen de la propia naturaleza del territorio chino. Así ocurre, por ejemplo, con el carbón, el recurso energético más contaminante que existe, pero también el único del que se dispone en abundancia. Las centrales de carbón, que cubren un 60 por ciento de las necesidades energéticas de China, han alimentado el "milagro económico", pero también oscurecido la atmósfera de provincias enteras y colocado 16 ciudades chinas en el listado de las 20 más contaminadas del mundo, según el Banco Mundial.

El desastre medioambiental obliga a revisar también los datos macroeconómicos, algo que han hecho diferentes organismos nacionales e internacionales concluyendo que China pierde entre 3 y 10 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) por causas relacionadas con el deterioro ecológico. "Los problemas ambientales son tan obvios y tan directos que millones de chinos han tomado conciencia de ello de la noche a la mañana y, en muchos casos, la educación ecologista ha sido innecesaria porque la gente sufrió los efectos en sus propias familias", aseguró el director de Greenpeace en Beijing. "Por eso las protestas por motivos medioambientales se han disparado hasta convertirse en uno de los primeros motivos de tensión social", dijo Cheung.

'Comparten' problema al mundo
China se convirtió el año pasado en el primer emisor mundial de CO2, lo que la hace el mayor contribuyente contemporáneo, aunque no histórico, al cambio climático. El gigante asiático ha escalado también este año al primer puesto en número de coches matriculados, aportando millones de nuevos autos a la carrera de la polución urbana y el consumo energético. "La emergencia medioambiental de China no afecta sólo a China, sino al mundo entero. Este país está consumiendo recursos mundiales a una velocidad increíble", aseguró Sze Pang Cheung, director de Greenpeace en Beijing. Por ejemplo, China compra la mitad de la madera tropical que se tala en el mundo, dejando su huella en el proceso de destrucción de las principales selvas vírgenes, como las de Indonesia y Brasil. "El impacto de la contaminación china también se exporta con sus productos. Para empezar con los alimentos, ya que China es, entre otras cosas, el primer criadero mundial de peces y mariscos", recordó Cheung.

Muchos ambientalistas autóctonos, como la profesora Shiqiu Zhang, de la Universidad de Beijing, recuerdan a los críticos que China es el país más poblado del planeta y que está en vías de desarrollo. "Es cierto que el desafío medioambiental de China es un desafío de todo el mundo, pero no se puede culpar de todo a los chinos, porque nosotros tenemos la mayor población mundial y llevamos tan sólo unos años saliendo a comprar recursos al extranjero, mientras que otros países lo han hecho durante siglos", insistió.

(Reforma / Planeta Azul, 01/07/2009)