México, entre los países con mayor vulnerabilidad al paso de huracanes, dice la Semarnat. Urge proceso de adaptación para reducir pérdidas hasta en 60 por ciento, advierte la dependencia
Entre 1980 y 2008, las costas mexicanas han sido afectadas por 106 huracanes de diferente intensidad y los más severos han sido los que se han registrado en el océano Atlántico, que han dejado miles de damnificados, pérdidas económicas y muertes en la población mexicana. Tan sólo en 2005, considerada hasta ahora la peor temporada de ciclones, los costos económicos directos alcanzaron 0.6 por ciento del PIB.
Hace unos días se presentó el huracán Andrés, el primero de la temporada, y éste es uno de los principales impactos que enfrenta el país frente al cambio climático. Se prevé que la intensidad y frecuencia de los huracanes crecerá con el aumento de la temperatura, debido a que el país se ubica entre los de mayor vulnerabilidad. Frente a esto, aquí se debe iniciar cuanto antes un proceso apropiado de adaptación, resulta una buena inversión, porque permitiría reducir los costos futuros por impactos adversos hasta en 60 por ciento, indica la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Precisa que 68.2 por ciento de la población nacional y 71 por ciento del PIB del país se encuentran altamente expuestos al riesgo de impactos adversos directos del cambio climático.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha señalado que las poblaciones marginadas, especialmente niños, mujeres y adultos mayores, son las más vulnerables. En promedio, cada año 3.8 huracanes afectan al país; de ellos, 1.4 entran por las costas del Golfo de México y el Caribe, y 2.4 por el océano Pacífico. Los huracanes que han entrado por el sur del Golfo de México han sido más severos durante los 21 años recientes: Gilberto, en 1988; Gert, en 1993; Opal y Roxanne, en 1995; Isidore, en 2002; Wilma, en 2005, y Dean, en 2007.
Tan sólo en los últimos cinco meses de 2005 se registraron 23 tormentas tropicales y huracanes, lo cual no había sucedido en un periodo tan corto en el Golfo de México. En septiembre y octubre emergieron los huracanes Emily, Stan y Wilma, que causaron graves impactos en Tamaulipas, Nuevo León, Yucatán, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Quintana Roo, indica información de la Tercera Comunicación Nacional ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Desde Gilberto en 1988 hasta Wilma en 2005, se han presentado en total 13 huracanes fuertes en los dos litorales, que ocasionaron la muerte de 775 personas y provocaron daños a 338 mil viviendas en 16 estados.
El documento recuerda que en el caso de Wilma, que afectó Quintana Roo, el ascenso del nivel medio del mar inducido por los vientos y el volumen de agua empujado hacia tierra por el huracán fue de magnitud devastadora. En condiciones normales, el registro de la altura de las olas y la velocidad del viento eran de entre dos y cuatro metros por segundo, respectivamente; durante el fenómeno se presentaron olas de 10 metros y vientos con velocidad de 30 metros por segundo.
Refiere que Quintana Roo, el centro turístico más importante del país, es visitado anualmente por 3 millones de turistas y aporta más de la tercera parte de los ingresos turísticos del país, alrededor de 3 mil 280 millones de dólares. Tras el paso del huracán Wilma en la entidad, quedaron afectados 287 hoteles, la disponibilidad de hospedaje se redujo 60 por ciento y se dejaron de percibir 160 millones de dólares mensuales. Otro efecto de relevancia fue la erosión de las playas, para lo cual la Semarnat hizo un relleno artificial con arena de Cozumel, pero terminó por desaparecer y ahora busca hacerlo de nuevo.
(La Jornada / Planeta Azul, 29/06/2009)