El comercio internacional "es un amigo y no un enemigo" del medio ambiente y puede contribuir a la lucha contra el cambio climático, declaró sábado (27/06) el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy
Para el responsable de la institución multilateral, el comercio incentiva una mejor asignación de recursos, incluidos los naturales, y puede ayudar a la conservación medioambiental. Eso es posible, aunque de manera indirecta, según se desprende de un informe conjunto de la OMC y el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), presentado sábado por Lamy. "Tengo la esperanza de que los países pongan la agenda comercial al servicio de la agenda climática a través de una de las vías más obvias, que es la de abrir el comercio a bienes y servicios respetuosos del medio ambiente como parte de las negociaciones de Doha", declaró el alto funcionario.
El proceso mundial de negociaciones comerciales conocido como "Ronda de Doha" se encuentra paralizado desde hace casi un año, cuando las principales potencias comerciales del planeta fracasaron en su intento de alcanzar acuerdos de base para un entendimiento entre los 153 países miembros de la OMC. Se esperaba que una vez cerrado el agitado calendario electoral internacional previsto en ese entonces, y que incluía las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, el proceso se reanudaría.
Sin embargo, la preocupación de los gobiernos por la gravedad de la crisis económica mundial ha retrasado la reactivación de las negociaciones. A ese respecto, Lamy dijo que "actualmente, varias tecnologías de mitigación y adaptación climática están en la mesa de negociación y sus exportaciones en los últimos años han totalizado los 165.000 millones de dólares". Agregó que esos productos tecnológicos -entre los que mencionó turbinas para molinos de energía eólica o células fotovoltáicas- "serían más accesibles a todos los países" si esas negociaciones para la liberalización del comercio llegaran a buen puerto.
El informe abunda en esta posición al señalar que "el comercio y la apertura comercial pueden tener un impacto positivo en las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular acelerando la transferencia de tecnología limpia y dando a los países en desarrollo la oportunidad de adaptarlas a sus realidades locales". "Además, hay pruebas de que una mayor apertura del comercio, junto con medidas de lucha contra el cambio climático, pueden catalizar la innovación mundial", indica el estudio.
En ese sentido, menciona posibilidades como la concepción de nuevos productos y procesos capaces de estimular a su vez la creación de nuevas empresas de tecnología limpia.
(EFE / Planeta Azul, 27/06/2009)