La Asamblea General de las Nacionales Unidas, en una resolución del 19 de diciembre de 1994, proclamó el 17 de junio como “Día Mundial de Lucha contra la desertificación y la Sequía”. Este día marca el aniversario de la adopción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Argentina suscribió en 1994 esta Convención de las Naciones Unidas, ratificada en 1996 por el H. Congreso de la Nación, mediante el dictado de la Ley 24.701. Este año se centrará en el tema: Conservar el suelo y el agua = Asegurar nuestro futuro común.
Cómo afecta
La desertificación afecta a más de 110 países y cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva. La Desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas. También es un síntoma de ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que los explota.
El Banco Mundial estima que a nivel global, el ingreso anual que se pierde en zonas afectadas por la desertificación es de 42.000 millones de dólares cada año, mientras que el costo anual para luchar contra la degradación de la tierra costaría sólo 2.400 millones al año. La degradación de la tierra conlleva hambre y pobreza, obligando, a las personas que viven en las zonas amenazadas por la desertificación a trasladarse a otros lugares para encontrar otros medios de sustento.
Cómo se desencadena
Entre los principales factores que desencadenan esta situación se encuentran la explotación insostenible de los recursos hídricos, que es causa de graves daños ambientales, incluidos la contaminación química, la salinización y el agotamiento de los acuíferos. Pérdidas de la cubierta vegetal a causa de repetidos incendios forestales. Concentración de la actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las actividades industriales, el turismo de masas y la agricultura de regadío. La desertificación no es un problema aislado, sino que está plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales.
Cifras
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación da estas cifras:
- Más de 110 países cuentan con tierras secas potencialmente amenazadas por la desertificación. África, Asia y América Latina son los continentes más amenazados por la desertificación.
- En la República Argentina, las zonas áridas (tierras secas), semiáridas, y subhúmedas secas representan el 75% de la superficie total del país.
- América Latina y el Caribe representan para el mundo una cuarta parte de las zonas desérticas y áridas con 250 millones de hectáreas afectadas por la desertificación.
- Se estima que un quinto de la población del mundo enfrenta a diario los problemas asociados al impacto de la desertificación.
- Un tercio de la superficie terrestre (4.000 millones de hectáreas) está amenazada por la desertificación.
- Más de 250 millones de personas se hallan directamente afectadas por la desertificación.
- Alrededor de mil millones de personas, en más de cien países, están en riesgo.
- Cada año desaparecen 24.000 millones de toneladas de tierra fértil.
- El 70% de los 5.200 millones de hectáreas de tierras secas que se utilizan con fines agrícolas en todo el mundo, ya están degradadas.
Actuar contra la desertificación
Reforestar, de ser posible con especies autóctonas ya que los árboles desempeñan diversas funciones: ayudan a fijar la tierra, actúan como cortaviento, mejoran la fertilidad de la tierra, ayudan a absorber el agua durante las fuertes lluvias y reducen los impactos negativos del cambio climático. Desarrollar prácticas agrícolas sostenibles sabiendo que las zonas áridas albergan una gran variedad de especies que también podrían ser productos comerciales importantes como las plantas medicinales. La biodiversidad de la agricultura debe conservarse. La sobreexplotación de la tierra se podrá frenar si se deja "respirar" al suelo durante un cierto período, sin cultivos ni pasturas para el ganado.
Pensar en no seguir desarrollando el modelo agropecuario dominante, que genera prácticas dañinas sobre el medio ambiente natural y social, debido a que no se diseñó pensando en el interés nacional, sino en una obsesión agro exportadora que conduce a la destrucción de la biosfera y a su desertificación.
Conclusión
El proceso de desertificación tenemos que abordarlo, y ahora que se está viviendo una crisis alimentaria más que nunca tenemos que preservar los suelos tan valiosos implementando y buscando medidas innovadoras para garantizar una agricultura sustentable en todo el planeta. La investigación científica, combinada con el conocimiento tradicional, debería estar integrada por políticas y estrategias destinadas al desarrollo sostenible.
Los gobiernos deben emprender un programa sostenido de lucha contra la desertificación que fomente la recuperación de áreas que han sido degradadas, que combata la pérdida de suelos y se promueva el restablecimiento de la vegetación.
(Por Norberto Ovando*, Ecoportal, 16/06/2009)
*Norberto Ovando - Vicepresidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales – AAPN – Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la UICN. Red Latinoamericana de Áreas Protegidas – RELAP.