Los corales del Caribe, parte insoslayable del entorno paradisíaco de la región, están al borde la extinción, advierte un informe sobre esas formaciones presentado por el Banco Mundial (BM)
La situación es tan crítica que el plazo para la catástrofe se fija para dentro de 20 años, acorde con el documento Desarrollo con menos carbono: respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático. Con la depredación humana como una de las causas, junto al cambio climático y los efectos de fenómenos naturales, esas formaciones corren serio peligro de desaparecer, afirma el reporte.
Una crisis de los corales, que es previsible al ritmo que llevan los acontecimientos, gravitará en forma de una catástrofe que alcanzará a la biodiversidad, la pesca, el turismo y la protección costera, intereses comunes a todos los países de la región. Un crecido número de países caribeños tienen a la pesca como uno de sus renglones de sustentación de sus poblaciones y de sus economías en tanto rubro de exportación.
El informe del BM recuerda que la temperatura de las aguas ha aumentado más de 1 grado en los últimos años, lo que ha redundado en "una frecuencia más corta entre climas extremos en la forma de huracanes y lluvias intensas". Entre abril y mayo localidades en el sureste, el noreste, el Sur y el Oeste dominicano sufrieron el embate de poderosos aguaceros cuyas secuelas provocaron seis víctimas humanas, cientos de viviendas destruidas y severos daños en cultivos, además de desplazar y aislar a poblaciones enteras.
El documento alertó al gobierno dominicano sobre la vulnerabilidad del país ante eventos climáticos que incrementan su magnitud en una secuencia que afecta a zonas tan alejadas como los países andinos. Al analizar el impacto del cambio climático, el informe reseña que muchas barreras coralinas sufren de emblanquecimiento sin que se hayan adoptado medidas de protección efectivas. Como soluciones inmediatas el BM propone mejorar la eficiencia energética, el ahorro de combustible y limitar sus emanaciones de gases contaminantes, que reconoce exiguas comparadas con las de los países desarrollados. Asimismo propone nuevas inversiones en el mejoramiento de las redes de distribución energética, algo que los estados del área no están en condiciones de emprender en estos momentos de crisis económica mundial.
(PL / Planeta Azul, 13/06/2009)