En ningún momento daremos lugar a que destruyan nuestras tierras, advierten. Si entra a fuerza nos veremos obligados a tomar otras medidas, señalan en Chicomuselo
Las comunidades de la Sierra Madre, en el municipio de Chicomuselo, rechazan la presencia en sus tierras de la voraz minera canadiense Backfire Exploration, a la cual los gobiernos de Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero concesionaron –de 2005 a la fecha– 2 mil 352 hectáreas sólo en ese municipio. La mayoría de los habitantes de las comunidades Huanacaste, El Terronal, Loma Bonita y Cuatro Caminos, en coordinación con las autoridades municipales y el consejo de vigilancia de la colonia Monte Sinaí, refrendaron su “inconformidad”, ya expresada anteriormente, “en cuanto a la explotación de las minas” en sus tierras.
Hoy dieron a conocer que, reunidos en asamblea el pasado día 14 en Cuatro Caminos, definieron que “por ningún momento daremos lugar a la empresa minera para que destruya nuestras tierras. Porque el lugar donde se ubica la mina es zona cafetalera y de manantiales donde las cuatro comunidades tenemos el agua potable; manifestamos que no destruyan los terrenos donde trabajamos, porque de allí sostenemos nuestras familias y, además, no queremos contaminaciones a nuestra salud, y los árboles, y animales, y cultivos”.
Así, advierten que “si la empresa minera llegara a las comunidades a negociar, no lo permitiremos, y en caso de que entrara a la fuerza nos obligaremos a tomar otras medidas, porque tenemos derecho a defender las tierras, patrimonio nuestro y de nuestros hijos y como ejidatarios. Las tierras que poseemos son ejidales, donde pagamos impuestos prediales, donde nadie de afuera venga a destruir lo que es nuestro”.
Ríos convertidos en basureros
Las mineras canadienses como Blackfire extraen agua en cantidades estratosféricas (incluso la cabecera municipal carece de suministro suficiente, aunque las montañas de la región son ricas en el líquido); la restante la contaminan, como ya ocurre con los ríos Tachinula y Yayahuita, y en consecuencia el Grijalva desde antes del cañón del Sumidero (que, promovido hoy por el gobierno como “maravilla del mundo”, más parece un basurero).
El filósofo Heráclito, además de saber algo de ríos, escribió en uno de sus Fragmentos: “Los buscadores de oro cavan muy hondo en la tierra y hallan muy poco”. Que se los digan a estas comunidades. Arsénico, cianuro, plomo, mercurio y ácido sulfúrico invaden aire, suelo y agua para que los buscadores obtengan oro, plata, barita o lo que haya, y se lo lleven en las narices de los verdaderos dueños de esas tierras. La plaga minera a cielo abierto se extiende por Chiapas, en particular en la sierra fronteriza: Comalapa, Motozintla, Mazapa de Madero, Chicomuselo.
La resistencia de los pueblos, especialmente los indígenas, se extiende a las regiones selva, altos, norte y Sierra Madre. El pasado 8 de marzo, mujeres de esas zonas se manifestaron en Tuxtla Gutiérrez contra las trasnacionales mineras Linear Gold y Blackfire, “que sólo ofrecen algunos empleos mal pagados y de muy alto riesgo”, pero “pretenden saquear nuestros recursos dejando a cambio graves padecimientos de salud, agotamiento de las reservas y fuentes de agua, así como devastación completa de montañas”.
Las inundaciones, deslaves y sepultamientos provocados por los huracanes Mitch y Stan demuestran que esa devastación genera otras, y las producirá más en el futuro si la aniquilación de tierras y montañas en la Sierra Madre sigue como va.
(La Jornada / Planeta Azul, 21/05/2009)