”Que abandone la zona y olvide sus intentos de hacerse de una gran fortuna con la explotación de oro de la mina Amayapampa". Esta minera es una más de la decena de grandes transnacionales que hasta ahora operan con gran éxito en Bolivia. Ante el peligro que se concreten las amenazas de los indígenas, el Ministerio de Minería envió una comisión de emergencia a la mina Amayapampa a 270 kilómetros al sur de La Paz ante el ultimátum para que la empresa abandone la zona.
Convencidos de que la explotación capitalista de las minas sólo deja socavones vacíos, contaminación ambiental y tierras y ríos envenados con mercurio, las comunidades indígenas quechuas del sur de Bolivia han conminado a la transnacional canadiense Vista Gold Corporation para que abandone la zona y olvide sus intentos de hacerse de una gran fortuna con la explotación de oro de la mina Amayapampa.
El ministro de Minería, Luis Alberto Echazú, confirmó la amenaza de los indígenas y aseguró que "algunas comunidades se oponen al emprendimiento minero" transnacional por temor a daños ambientales. El ministro Echazú reconoció que ni la empresa canadiense ni el gobierno del presidente indígena Evo Morales habían podido convencer hasta ahora a los comunarios para que acepten las operaciones mineras. Entre los indígenas y campesinos hay el convencimiento de que las operaciones mineras destruyen a la “madre tierra” y sólo enriquecen a las compañías privadas que se llevan al exterior los minerales y las millonarias ganancias, dejando en la zona de explotación sólo desolación, pobreza y muerte.
Vista Gold Corporation es una más de la decena de grandes transnacionales que hasta ahora operan con gran éxito en Bolivia. En los tres años del primer gobierno indígena de la América morena (2006-2008), estos grandes consorcios mineros virtualmente han continuado saqueando la ingente riqueza minera de Bolivia y se han apoderado de más de cuatro mil millones de dólares. Ellos obtienen el 95% del valor bruto de la producción y de las exportaciones, dejando para el Estado sólo el 5%.
El actual saqueo minero de Bolivia es igual o mayor al sufrido en los tiempos del neoliberalismo salvaje, según se establece a partir de los datos del Ministerio de Minería, procesados por Econoticiasbolivia.
Contaminación y explotación
Entre las transnacionales más poderosas que operan en Bolivia están la estadounidense Coeur d'Alene Mines Corporation, que explota uno de los reservorios más ricos de plata del mundo como es San Bartolomé, y la japonesa Sumitomo, asociada hasta hace poco con la norteamericana Apex Silver Mines Limited, que controla otro rico megayacimiento de plata, plomo y estaño en San Cristóbal. Estas empresas están ganando a manos llenas al igual que la estadounidense Newmont Mining Corporation, que tiene como socio menor a la boliviana Inti Raymi.
Esta compañía hizo desaparecer cerros enteros y exprimió los yacimientos de oro de Kori Kollo y La Joya, degradando el medio ambiente y provocando una severa contaminación ambiental en las empobrecidas poblaciones de las Provincias Saucari y Cercado del Departamento de Oruro por la fuga e infiltración de cianuro, tal como lo demuestran los estudios de la Universidad Técnica de Oruro.
Otra que tiene un prontuario de acusaciones es la compañía Sinchi Wayra, filial de la transnacional suiza Glencore Internacional, forjada por el magnate petrolero suizo israelí Marc Rich, a quien la revista Time calificó en el 2001 como “el ejecutivo más corrupto del planeta”. Sinchi Wayra/Glencore tiene el control de los ricos yacimientos de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, como Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita y la planta concentradora de minerales Don Diego y la central termoeléctrica de Aroifilia. Allí, pese a la resistencia de sus obreros, Sinchi Wayra/Glencore continúa con sus intentos de ampliar la explotación de sus trabajadores de las actuales 8 horas diarias a 10 y 12 horas.
Otra que estaba abusando de sus trabajadores es la transnacional canadiense Panamerican Silver que explota la mina de plata de San Vicente, en sociedad con la nacional Empresa Minera Unificada. Los abusos provocaron que la pasada semana, cerca de tres centenas de mineros tomaran por siete días la mina San Vicente en el norte andino de Bolivia, ocuparan sus instalaciones y convirtieran a los empresarios y directivos en sus virtuales rehenes, antes de lograr arrancar de la transnacional canadiense Panamerican Silver el compromiso de echar a sus gerentes, cesar con los abusos y mejorar las condiciones de trabajo. Además de ocupar el yacimiento y las instalaciones de Pan American Silver, los trabajadores, pertrechados con dinamita, cerraron todas las vías de acceso a la zona e impidieron la salida de los ejecutivos, administrativos, técnicos y contratistas que se encontraban en San Vicente.
Emergencia oficial
Por ello, ante el peligro que se reediten las acciones de San Vicente y se concreten las amenazas de los indígenas, el Ministerio de Minería envió una comisión de emergencia a la mina Amayapampa a 270 kilómetros al sur de La Paz ante el ultimátum para que la empresa abandone la zona. "Nosotros respaldamos un acuerdo entre empresa y comunarios y hemos propuesto la consulta porque tampoco estamos de acuerdo en que se explote un yacimiento en contra de la voluntad de los pobladores", dijo Echazú.
La empresa se adjudicó el yacimiento y ha prometido inversiones por unos 30 millones de dólares para explotar a cielo abierto pero no ha logrado ingresar a una fase intensiva por la presión de las comunidades aledañas.
(Econoticas Bolivia / Ecoportal, 20/05/2009)