La ultima operación de las Fuerzas de Acción Unitaria (JTF) en Warri Sur deja un saldo en una semana de 200 muertos (también se baraja la cifra de 500) y 30.000 desplazados.

Warri Sur es habitada por la minoría Ijaw, que junto a los Ogoni sufren los impactos directos y brutales de la industria extractiva del petroleo en el Delta del Níger (Nigeria). La operación comenzó el miércoles pasado 13 mayo y continuaba el 19, primeramente con un bombardeo por tierra y aire (helicópteros, jets) a un presunto campo de guerrillas pero que se extendió a seis comunidades. Este ataque militar provocó la salida en masa de la población sobre todo mujeres y niños  que se refugiaron en los pantanales de Gbaramatu y en el hospital de Ogbeh-Ijo. Se estima que los desplazados ascienden a 30.000.

El hecho de que la biblioteca o el palacio del cabecilla tribal de Gbaramatu fueran bombardeadas indican lo indiscriminado de la operación y a otros motivos que los alegados por las JTF y el gobierno nigeriano. El ataque además coincidió con la coronación de ese cabecilla, celebración en la que participaba todo la población. Cuatro helicópteros abrieron fuego indiscriminado matando a 65 personas. Uno de los blancos fue tambien la casa de Tompolo, uno de los líderes del grupo MEND (Movimiento por la Emancipación de los Pueblos del Delta).  

La masacre hay que situarla en la constante represión que sufre el activismo anti-petrolero en la zona del Delta pero también la población como en este caso, en su totalidad. También hay que situarla en una crisis local a nivel económico, social y ambiental, en la que la población local vive en la pobreza, desempleo y sufre el expolio de tierras así como los efectos constantes de una industria (la extractiva) con fuertes efectos en su salud y formas de producción (agricultura, ganadería, pesca). A esto unir el constante despropósito de una administración al servicio de las petroleras, involucrado en corrupción, enriquecimiento, manipulación electoral e incluso favoreciendo ciertos grupos étnicos sobre otros. La combinación de todas estas situaciones unido a la imposibilidad de articular ninguna oposición pacifica debido a la represión brutal, tuvieron como resultado la aparición de guerrillas que actuaron contra intereses transnacionales, demandando la salida de las petroleras ese territorio.

Masacres como la ocurrida esta semana tampoco son casos aislados y así podemos recordar las de Umuechem, Ogoni, Odi, Odioma (2005) Agge ola del año pasado en Gbaramatu. En 1999 la entera población de Odi (5,000 habitantes) fue aniquilada y el pueblo destruido. Así podemos decir que las masacres tienen un objetivo claro dentro de la política petrolera de aniquilar oposición y causar terror.

La organización Nigerian Social Action demanda al Gobierno Federal el poner finn a esta crisis y el ofrecer ayuda urgente a la población afectada, pues además de los muertos hay miles de heridos que no tienen acceso a ayuda médica debido al cerco impuesto por los militares. A través de su vocal Asume Osuoka también denuncian la labor del ejército y del gobierno pues a su entender “el desmantelamiento de campos guerrilleros nunca puede justificar la perdida de vidas humanas inocentes y la destrucción indiscriminada de propiedades”.

Ekologistak Martxan demanda al gobierno nigeriano el levantamiento del cerco y el fin de la represión y del colaboracionismo con las transnacionales petroleras. Exigimos a nuestras administraciones emprendan actividad diplomática para poner fin a esta masacre y para esclarecer los hechos comprometiéndose a establecer justicia. Por otra parte rogamos se revisen políticas energéticas por las cuales continuamos abasteciéndonos de una zona en la que la industria extractiva produce tan serios impactos y amparando regímenes tan brutales. Además llamamos la atención sobre la responsabilidad que en este conflicto y en esta masacre tienen transnacionales locales que se benefician de la situación consolidada por otras transnacionales operando antes que ella, como son Repsol YPF, Gas Natural e Iberdrola. Todas ellas se abastecen de gas licuado de la planta de licuado de la Isla de Bonny, y en el caso de las dos primeras, también cuentan con su planta propia.

Puedes ver imágenes de una de las comunidades atacadas, Oporoza:
- vídeo.

(Por Martín Mantxo, Ekologistak Martxan / Quién debe a quién, 19/05/2009)