El 9 de febrero de este año, los orureños soportamos una de las más torrenciales lluvias que dejo a nuestra ciudad inundada, con lodo y piedras en sus calles. El comentario general era que lluvias y granizadas de ese tipo no se vieron antes en el departamento y que Oruro no está preparada para esas situaciones.
Hace poco, cobró notoriedad pública las controversias por la administración y uso de las aguas de Cala Cala entre esa comunidad y SELA, independientemente de las razones de ambos actores, lo que dejo al descubierto dicha controversias fueron interrogantes como ¿Cuánto tiempo está asegurada las reservas de agua de Oruro? ¿Cual la calidad de las aguas que los orureños consumimos diariamente? Desde hace varios años se conocen estudios desde distintas instancias que han reportado los alarmantes niveles de contaminación por metales pesados en los lagos Uru Uru y Poopó.
Reflexionando sobre estos problemas, con los que convivimos día a día en nuestra ciudad, ya no cabe imaginar que los temas ambientales mundiales son lejanos a nuestra realidad.
Bolivia, al igual que el resto de los países pobres llamados en desarrollo, es castigada por los efectos de la crisis ecológica mundial, nuestros pueblos no son los causantes de estos problemas pero son los que pagan las consecuencias. Así por ejemplo, el año 2007 la ONU calcula que Bolivia perdió cerca de 700 millones de dólares por efecto del fenómeno del niño que es una de las manifestaciones del cambio climático.
Precisamente fue la extrema contaminación y degradación ambiental que afectaba en especial a zonas populosas de Estados Unidos, lo que condujo un 22 de abril de 1970 a una masiva movilización de más de 20 millones de personas que tomaron las calles para protestar, en lo que se denominó el primer Día Mundial de la Tierra.
Casi cuatro décadas han pasado desde entonces y las condiciones del planeta han empeorado. Según datos de la Naciones Unidas, cada día en el mundo se vierten 2.000 millones de toneladas de desperdicios humanos en cursos fluviales, el año 2006 en promedio los glaciares se redujeron en 1,5 metros por efecto del calentamiento global. De otra parte se conoce que más de mil millones de personas en el mundo viven con menos de un dólar al día, en América Latina el 35,1% (190 millones de personas) viven en condiciones de pobreza. Contaminación, agotamiento de los recursos y pobreza son los principales problemas que están llevando a nuestra planeta por un camino de destrucción. En tanto, las ganancias de las transnacionales año tras año crecen y se concentran en pocas manos.
Al momento de discutir que hacer antes estos problemas ambientales, desde los organismos multilaterales y las economías poderosas se nos recomienda dos alternativas: cambios de actitud personal y políticas públicas que mejoren la capacidad de adaptación de nuestros países a estos fenómenos. Es decir que aquel principio de que “los contaminadores pagan hoy se cambia por el de los contaminados se adaptan”.
Desde el Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo Oruro, creemos que uno de los temas de fondo al considerar las alternativas frente a la crisis ecológica mundial es partir de reconocer que hay una enorme deuda ecológica contraída por los países llamados de primer mundo con los países en vías de desarrollo y que en tanto no se cambie los patrones de consumo y el modelo de desarrollo depredador en esos países el mundo seguirá debatiéndose en una situación de injusticia ambiental y social. Por ello es tarea prioritaria construir un movimiento ambiental que bregue por ese camino, tarea a la que invitamos a sumarnos.
(Fobomade /
Ecoportal, 23/04/2009)