En México, una multinacional minera ítalo-argentina enfrenta la resistencia de las comunidades que también presionan a las autoridades
Cerros de un verde intenso casi rozan las nubes del cielo mexicano. Estos colosos de roca son los custodios de las comunidades fruticultoras, ganaderas y campesinas de la zona de Coahuayana, Estado de Michoacán al suroccidente de México. Pero si la minera Ternium se sale con las suyas, en pocos años la postal mostrará un enorme agujero desértico de 2000 hectáreas sin rastros de población humana.
Metales industriales y preciosos son el gran botín que se disputan las empresas mineras, en especial Ternium, un consorcio cuyos capitales se remontan a la gigante argentina Techint, así como a empresas italianas.
Pero la comunidad local resiste y esta semana sus representantes mantendrán reuniones cruciales con autoridades gubernativas del estado mexicano, contó a Radio Mundo Real Juan Carlos Marmolejo, integrante del colectivo denominado “Guardianes de la Selva”. Donde las corporaciones ven oro y hierro, la comunidad ve la posibilidad misma de su supervivencia, ya que la explotación minera comprometerá las reservas de agua dulce para consumo humano, animal y riego, dijo Marmolejo.
Es que la empresa ya ha ocasionado un gravísimo perjuicio al municipio de Coahuayana en lo que se refiere al proceso de captación, almacenaje y liberación del agua de lluvia que sostiene la vida de toda esta zona. Por ello, la población se opone a toda actividad en la mina llamada La Colomera por parte de Ternium ya que en estos meses han observado cómo los trabajos de la minera provocan de manera acelerada la contaminación del río El Saucito, así como de la selva y todos los seres vivos que ahí habitan y que, según manifiestan, “son parte de nosotros mismos como comunidades, por lo que esta empresa es un extraño en esta tierra y no le importa destruir la selva y el río”. La máxima preocupación es que: “en 10 años prácticamente seremos pueblos sin vida”.
Los habitantes tienen dos exigencias: que la zona Noroeste del territorio municipal de Coahuayana que va desde El Saucito y hasta el Cerro de la Aguja sea declarada como Zona de Conservación Ecológica Municipal, para que nunca más ninguna empresa o persona pueda sentirse con derecho de venir a destruir los recursos naturales que se encuentran en esta selva y en el río. Y en segundo lugar que se cancele la concesión de la empresa Ternium en el municipio de Coahuayana.
Marmolejo comentó qué tipo de minerales atraen a estas trasnacionales y la superficie territorial que se vería afectada.
“No queremos negociar, ni queremos el dinero ni los empleos que promete la empresa, porque no hay dinero ni empleo que pueda pagar la vida que acá se está destruyendo. Sólo que se respete nuestro derecho de tener agua limpia y que se respete la dignidad del río y de la selva”, afirman las comunidades.
A pesar de los intentos de la empresa por crear división social y enfrentamientos por medio de afirmaciones falsas acerca de quienes se resisten a los trabajos mineros, señalan también que la resistencia ha sido pacífica en todo momento y explican: “No nos oponemos al desarrollo de nuestro municipio siempre y cuando ese desarrollo no sea una amenaza para nuestro medio ambiente y los recursos naturales básicos como el agua”. Marmolejo también describió las características culturales y productivas de la región.
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Ecoportal, 06/04/2009)