La situación de las comunidades aborígenes del Chaco no se modificó sustancialmente con respecto a lo que dos años atrás mostraron los informes periodísticos que sacudieron al país, y que exhibían a indígenas adultos y niños estragados por el hambre y el abandono.
Eso es lo que plantea el Centro de Estudios "Nelson Mandela", la ONG que fue en buena medida responsable de desnudar aquella realidad, que provincia adentro era ocultada por el control que sobre los medios de prensa ejerció el radicalismo durante los doce años que estuvo en el poder.
La organización dice que los trece meses de gestión kirchnerista no modificaron la raíz de aquel drama.
Como dato más contundente, el CENM menciona la muerte de diez bebés aborígenes en los últimos siete meses, en una localidad que toma como botón de muestra de la desatención sanitaria y social que el Estado dedica a los pueblos originarios. Se trata de Villa Río Bermejito, un municipio de El Impenetrable en el que abundaron en los años recientes las denuncias por discriminación contra tobas y wichís.
"Esa cantidad de muertes en tan poco tiempo, y en un área geográfica tan puntual, es una barbaridad", dijo a Clarín el responsable del Centro Mandela, el abogado Rolando Núñez. "Se mantiene la misma matriz que denunciábamos años atrás, en la que hay una situación de abandono que lleva una fuerte carga de discriminación", planteó.
En los casos de las criaturas fallecidas, Núñez dice que todas tenían menos de un año y que las muertes se produjeron por causas evitables, asociadas a la falta de atención médica oportuna y a la ausencia de ayuda alimentaria de supervivencia.
"Son familias que ni siquiera reciben agua potable, por lo que consumen agua de charcos, y entonces sobrevienen las diarreas infantiles y las muertes por deshidratación", dijo.
El panorama, afirma Núñez, se potencia con el destrato que los aborígenes dicen recibir en los centros de atención públicos. "Hay médicos que por no tocarlos ni siquiera los revisan, y medican al azar, por lo que muchas veces erran en los diagnósticos y lo que podría ser una patología controlable termina convirtiéndose en algo más grave, y potencialmente mortal", acusó.
(Por Sergio Schneider,
Clarín, 23/03/2009)