Algunos países europeos vuelven a apostar por las nucleares. Suecia se suma a los estados del continente que recuperan la energía atómica. El CSN tiene en sus manos el futuro de Garoña, cuya licencia vence en julio.
El debate nuclear renace en Europa, con Suecia y otros países dispuestos a renovar nucleares e incluso a abrir nuevas centrales después del último episodio de la guerra del gas protagonizado por Rusia. Y eso se produce el año en el que vence en España la licencia de la central de Santa María de Garoña (Burgos), como sucedió con la de José Cabrera (Guadalajara), cerrada en abril del 2006.
Aunque Garoña es la menor de las ocho nucleares en funcionamiento, la decisión que se tome con esta instalación indicará el camino de la política que seguirá el Gobierno socialista en un momento en que otros países reabren el debate nuclear tras dos décadas parado. EEUU tiene 23 nuevas instalaciones comprometidas para el 2010 después del programa iniciado por George Bush.
El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que aboga por reducir progresivamente el peso de la energía nuclear --supone alrededor del 20% del total-- y, a la vez, aumentar el de las renovables, ha de aclarar si alarga la vida de esta central. Supedita su futuro al informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), por lo que aún "no tiene una decisión al respecto", según el ministerio de Industria.
LA DECISIÓN ES DEL GOBIERNO
El análisis que haga el CSN sobre Garoña "es vinculante en materia de seguridad y protección radiológica", según fuentes del Gobierno. Ello significa que "si del mismo se desprendiera que las instalaciones no son seguras, habría que cerrarlas, mientras que si la respuesta es positiva, la decisión definitiva es del Gobierno", explicó María Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear.
Esta entidad, que representa a la industria del átomo, aclaró que todas las nucleares españolas cumplen con los requisitos de seguridad. No lo ven tanto así los críticos, para quienes las fugas de partículas en Ascó o Vandellós significaron "desandar 10 años andados en materia de sensibilización pronuclear". María Teresa Domínguez entiende que sería "un atropello" prescindir hoy de activos energéticos porque "el peso de la nuclear ya se ha ido reduciendo". Sustituir 500 megavatios (MW) --la potencia de Garoña-- "requiere una inversión adicional de 33.000 millones", advierte.
RENOVACIÓN
El sector nuclear se ha visto reforzado después de que el Gobierno sueco de centro derecha haya revocado la decisión de hace 29 años de prohibir las nucleares. No solo Francia --que inició el año pasado la construcción de la primera central nueva en 20 años-- la que apuesta por el átomo y por alargar la vida de las centrales nucleares. Finlandia construye un nuevo reactor, una quinta unidad en Olkiluoto --la mayor del mundo--, y prevé una sexta. También Francia edifica un reactor EPR (de tercera generación) además de Bulgaria que está levantando dos unidades. Esta actividad, aunque moderada, es mayor que la de las últimas décadas.
Según críticos como el miembro del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible de la Generalitat, Marcel Coderch --autor de El espejismo nuclear-- la apuesta finlandesa ha pasado "de referente a fiasco" por su demora y la desviación del presupuesto. En todo caso, el Parlamento Europeo, en un informe sobre las posibles soluciones para afrontar los retos del abastecimiento energético de petróleo abre la puerta a esta opción. En este sentido, destaca el convencimiento de que debe disminuir el uso del crudo, "tanto mediante el aumento de la eficacia energética como por el paso a soluciones más neutras desde el punto de vista de las emisiones de carbono, como la energía nuclear y la energía derivada de fuentes renovables".
(El Periodico, Ecoticias, 16/02/2009)