México, vulnerable ante la contaminación transgénica de cultivos; el gobierno federal debe fincar responsabilidades a las empresas de biotecnología que contaminaron el campo mexicano10 febrero 2009Imprimir Enviar Cultivo de maíz transgénico.
El campo mexicano se encuentra en una grave situación de vulnerabilidad frente a la amenaza de contaminación con transgénicos en cultivos de granos básicos para el comercio y la alimentación de México, advirtieron el agricultor canadiense Percy Schmeiser (ver cuadro) productor de canola en Canadá, Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España, y por parte de Greenpeace México, Patricia Arendar, directora ejecutiva y Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos.
A dos semanas de que se realice en México una reunión del Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad, del cual México es país signatario y que abordará los temas de responsabilidad y compensación, la organización ambientalista convocó a un foro denominado “Las voces campesinas frente a los transgénicos”, en el que se compartirán las experiencias de México, Canadá y España frente a la contaminación transgénica en estos países. En este foro tendrán oportunidad de expresarse diversos actores que han alertado sobre los daños para la agricultura por el uso de transgénicos.
“Yo nunca compré su semilla, nunca fui a ninguna reunión con ellos, nunca me reuní con ninguno de sus representantes, porque yo tenía mi propio método. Y no me interesa su semilla genéticamente modificada por ciertas características que tiene. Yo soy lo que se conoce en Canadá como un desarrollador de semilla, un cuidador de semilla, porque yo guardo y siembro mi propia semilla año con año y la he ido mejorando con el tiempo. Monsanto me ha destruido 50 años de trabajo”, denunció Percy Schmeiser, productor canadiense, y el primero que demandó a Monsanto por contaminar sus cultivos con transgénicos.
España es uno de los países que autorizó la siembra de granos transgénicos en su territorio. En 2007 comenzaron a reportarse impactos negativos en sus cultivos y en el medio ambiente, evidencias claras de la imposible coexistencia. Los productores convencionales y orgánicos afectados por la contaminación transgénica en sus campos no tienen la capacidad para exigir la reparación de los daños causados a sus tierras.
“En España contamos con lamentables experiencias de contaminación las cuales se han integrado en el reporte La imposible coexistencia documentado por las organizaciones Assemblea Pagesa de Catalunya, Plataforma Transgènics Fora y Greenpeace, en el cual se muestra la situación de los cultivos transgénicos en España, la presencia de variedades ilegales y de campos experimentales no autorizados, así como la ausencia de registros públicos con la situación de estos campos contaminados en 2007 por el maíz transgénico de la transnacional Monsanto MON810. Los agricultores españoles han enfrentado fuertes problemáticas socioeconómicas debido a la ausencia de mecanismos para fincar responsabilidades a las empresas que, además de contaminar con sus transgénicos, se lanzan a la caza de agricultores inocentes con demandas legales millonarias”, declaró Juan López de Uralde, director Ejecutivo de Greenpeace España.
Semillas de maíz
“En México a pesar de ser ilegal la siembra de maíz transgénico, el gobierno mexicano ha permitido el ingreso de semillas de maíz contaminadas con las variedades transgénicas: NK603, MON810 y MON863, todas propiedad de la transnacional Monsanto. Como lo demuestran los resultados de las pruebas que fueron tomadas de una empresa semillera del Valle de Cuauhtémoc, Chihuahua, quien distribuye esta semilla como el híbrido 7525. Nuestros productores están siendo engañados y nuestras autoridades facilitan el ingreso de estas semillas al no implementar un sistema de inspección y vigilancia en la frontera”, denunció Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace México.
“Esta situación no sólo vulnera al medio ambiente y la biodiversidad que existe en torno a los cultivos de maíz convencional, sino también a los productores, ya que en el caso de sufrir contaminación transgénica de cultivos aledaños no existen recursos legales que los protejan. Las empresas transnacionales no asumen su responsabilidad y peor aún, nuestras autoridades no la exigen”, acusó Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace México.
“Exigimos al gobierno mexicano la aplicación de medidas efectivas de bioseguridad, de vigilancia y monitoreo en la frontera; que reconozca que México es centro de origen y diversidad genética del maíz y que actúe en consecuencia prohibiendo la liberación de maíz transgénico en nuestro país. La experiencia de muchos productores canadienses y españoles demuestra lo erróneo que es permitir la comercialización de transgénicos. La siembra de maíz transgénico únicamente traerá ganancias a las grandes corporaciones, condenará a los productores a depender completamente de su monopolio y al país entero a la pérdida de soberanía alimentaria”, concluyó Arendar.
Monsanto contra Percy Schmeiser
En 1998, Monsanto, una de las empresas biotecnológicas más poderosas del mundo, acusó al agricultor Percy Schmeiser, de usar su semilla de canola genéticamente modificada sin pagarle las regalías correspondientes.
Un vecino de Schmeiser había sembrado canola transgénica de Monsanto y detectives genéticos de la empresa se metieron en sus campos sin autorización y tomaron muestras que comprobaban que la variedad Monsanto crecía en su terreno.
Así, el brazo legal de Monsanto, que ha demandado a cientos de campesinos norteamericanos, lo acusó de haber adquirido ilegalmente esa semilla y amenazó con demandarlo legalmente si no le pagaba 15 mil dólares de inmediato, además de firmar un acuerdo donde él y su esposa se comprometían a nunca decir nada a nadie sobre su caso por el resto de sus vidas. A Schmeiser le parecieron intimidatorias e injustas las condiciones de la empresa y se negó a firmar el acuerdo. Así empezó la demanda legal de una empresa transnacional en contra de un agricultor desconocido, que se ha convertido en un emblema del movimiento por la libertad de las semillas y por los derechos de los campesinos de todo el mundo.
(Greenpeace Espanha, 10/02/2009)