Según Rich Aronson, profesor de biología del Instituto Tecnológico de Florida, los depredadores pueden ser los cangrejos, los tiburones y las rayas que dominan los fondos marinos de zonas templadas y tropicales. El cambio climático puede causar un desastre biológico en las aguas poco profundas de la Antártida debido al regreso de especies depredadoras, revela un estudio divulgado hoy por la revista PLoS One.
Según Rich Aronson, profesor de biología del Instituto Tecnológico de Florida, los depredadores pueden ser los cangrejos, los tiburones y las rayas que dominan los fondos marinos de zonas templadas y tropicales. Esas especies "no han podido vivir en la Antártida durante millones de años porque para ellas el ambiente es demasiado frío", señaló.
Hasta ahora los únicos habitantes de las profundidades antárticas son peces que cuentan con proteínas anticongelantes que se alimentan de pequeños crustáceos (krill) y otros organismos que carecen de un caparazón protector. Los escasos depredadores son las estrellas marinas que se desplazan lentamente por el fondo y algunos gusanos gigantescos. Pero debido al aumento de las temperaturas en todo el mundo, incluyendo las de los océanos, esa situación está a punto de cambiar, advierte Aronson.
Las temperaturas en la superficie marina frente a la península occidental de la Antártida aumentaron 1 grado centígrado en los últimos 50 años, lo que convierte al continente helado en uno de los que se calienta con mayor rapidez en el mundo. Como resultado "ya hay poblaciones de cangrejos rey depredadores que viven en aguas más profundas y más tibias", señala Aronson.
Además, el creciente tráfico de barcos está introduciendo a esos invasores en muchas zonas de la Antártida. "Cuando los barcos se despojan de su lastre de agua en los mares antárticos, inyectan en el sistema larvas procedentes de lugares tan lejanos como el Ártico", añade.
Aronson y un grupo de paleontólogos reunieron fósiles marinos en la isla Seymour de la Antártida. Linda Ivany, científico de la Universidad de Syracuse (Nueva York), reconstruyó los cambios sufridos por el clima antártico a partir de las huellas químicas encontradas en las conchas.
El análisis indicó que la situación hace 41 millones de años era totalmente opuesta a la que se está planteando ahora. Entonces, la bajada de las temperaturas congeló a los peces y los cangrejos; los depredadores lentos no pudieron atrapar a su presa. Animales como los caracoles, al quedar fuera de peligro, perdieron gradualmente el sistema óseo y la caparazón que los protegía.
"Si llega a ocurrir la invasión de los cangrejos, la devastación de la fauna antártica será espectacular y se alterará toda la relación ecológica", según advierte Aronson. "A menos que podamos controlar el tráfico de buques y las emisiones de gases invernadero, el cambio climático arruinará las comunidades marinas de la Antártida", señaló.
(Ecoticias, 05/02/2009)