La expansión de la caña de azúcar para agrocombustibles en Brasil alcanza cifras sin precedentes. El aumento de la producción en el sector sucro-alcoholero va de la mano de las peores condiciones laborales de los asalariados rurales.
Un informe que divulgará este mes la organización Repórter Brasil revela impactantes datos sobre la cara menos visible de la expansión cañera en ocho estados del país, Acre, Alagoas, Pernambuco, Bahía, Maranhão, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso y São Paulo.
De acuerdo a un adelanto de la investigación que difunde el sitio oficial del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en el sector sucroalcoholero se han registrado graves impactos ambientales directos e indirectos, condiciones análogas a la esclavitud y daños severos sobre la salud de los trabajadores que se dedican al corte.
El etanol brasileño es presentado como un paradigma de la sustitución de los combustibles de origen fósil, aunque en los últimos años muchas organizaciones han puesto la alerta acerca de sus impactos.
"Brasil tiene una historia antigua en materia de sustitución de gasolina por etanol, que se pude remontar a la crisis del petróleo de la década del setenta", recordó en diálogo con Radio Mundo Real el especialista brasileño Sergio Schlesinger, de la Federación de Asociaciones para la Promoción Social y la Educación (FASE).
Schlesinger señaló además que la caña está creciendo en los últimos años a mayor velocidad que la soja, aunque aún no alcanzó sus dimensiones. Se estima que en Brasil hay aproximadamente unas siete millones de hectáreas de caña y más de veinte millones dedicadas a la soja.
(Radio Mundo Real
, La Biodiversidad, 14/01/2009)