Barack Obama ha votado en el pasado a favor del carbón o en contra del Protocolo de Kioto. El demócrata considera que el medio ambiente es una oportunidad en la crisis económica. Ha prometido invertir 150.000 millones de dólares en el desarrollo de energías limpias. El nuevo presidente considera que EEUU debe liderar la lucha contra el cambio climático.
Barack Obama tuvo su primera incursión seria en el campo del medio ambiente en Nueva York nada más terminar sus estudios en Columbia University. Corría el año 1984 y el nuevo presidente de EEUU comenzó a trabajar en el New York Research Group como organizador de comunidades hablando con ciudadanos sobre salud y medio ambiente.
Un tiempo después, en 1997, ya como senador de Illinois, votó a favor de derivar dinero de los impuestos a un fondo para reabrir minas de carbón que habían sido cerradas. También se mostró en 1998 a favor de una legislación que rechazaba el Protocolo de Kioto. Y respaldó otros cambios para garantizar préstamos a nuevas plantas de carbón que carecían de tecnologías para limitar emisiones de gases de efecto invernadero o para ayudar a expandir plantas de carbón en 2002 y 2003. ¿Con cuál de los dos Obamas nos quedamos en medio ambiente? ¿Hasta qué punto irán los cambios más allá de las chapas?
Como indica la revista Plenty (una revista 'verde' de EEUU), en el 'historial ambiental' de Obama queda claro que en el pasado no ha tenido problemas en diluir el contenido de algunas legislaciones para llegar a acuerdos políticos, pero también que el nuevo presidente puede hacer mucho por el medio ambiente.
Ante todo, la entrada de Obama en la Casa Blanca ya es mucho, pues supone la salida del que durante ocho años ha sido el peor lastre en la lucha internacional contra el cambio climático y, en concreto, el Protocolo de Kioto que obliga a los países industrializados a recortar sus emisiones de efecto invernadero. Pero es que además, el discurso en materia de medio ambiente del nuevo presidente de EEUU cambia de forma sustancial con el de George W. Bush: Obama considera que existe una solución eficaz para los dos problemas más acuciantes, el cambio climático y la crisis energética, y está convencido de que se puede aumentar el desarrollo económico a la vez que se protege el medio ambiente, una posición que puede resultar clave en estos tiempos de crisis.
El plan energético de Obama y Biden
El plan New Energy for America (Energía Nueva para América) de Obama y Joe Biden pretende crear 5 millones de empleos nuevos en el campo de la energía limpia durante los próximos 10 anos, invirtiendo 150.000 millones de dolares. ¿Cuáles son sus objetivos? Que el 10% de la electricidad provenga de fuentes renovables en el año 2012 y el 25% en 2025. Que un un millón de vehículos híbridos, fabricados en EEUU, estén en las carreteras en el año 2025. Que se desarrolle un programa de comercio de derechos de emisión que reduzca un 80% los gases de efecto invernadero en el año 2050. Pero, también, que se siga fomentando el uso del petróleo y el carbón.
Según su pagina web, Obama quiera recuperar el espíritu de la Clean Air Act, una política que desarrolla estándares para prevenir la contaminación del aire en EEUU. En 2005, Obama fue uno de los miembros del comité del Senado de Servicios Públicos y Medio Ambiente encargado de votar en el Clear Skies Act (Acta de Cielos Limpio) bajo la Administración de Bush. Esta era una votación contravertida dado que si bien se trataba de una política contra la contaminación, debilitaría los estándares de contaminantes del aire del Clean Air Act (Acto de Aire Limpio). Obama votó en contra y la legislación fracasó.
Uno de los grandes interrogantes está en saber cómo será la nueva política internacional de EEUU en la lucha contra el cambio climático. Obama ha asegurado que EEUU debe ser un líder contra el cambio climático en el mundo y por eso quiere reintegrarse en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y crear un foro de los países que más usan la energía en el mundo.
Si bien es verdad que en 1998 Obama dio su apoyo a una legislación que rechazaba el Protocolo de Kioto. Entre los años 2005 y 2007, también votó a favor de quitar subvenciones para la exploración de petróleo y gasóleo, de prohibir la perforación en busca de petróleo en Alaska, y de reducir el uso de petróleo un 40% para el año 2025, en lugar del 5%. En 2007, Barack Obama promovió una legislación para invertir en tecnología capaz de producir combustible líquido a partir del carbón. Pero más tarde, ese mismo año, tras la presión ejercida por el grupo MoveOn.org, Obama prometió que no apoyaría ninguna tecnología de este tipo salvo en el caso de que emita un 20% menos de CO2 que el combustible convencional.
Frente a la crisis, energías renovables y eficiencia
Por lo que ha dicho, Obama planea afrontar el cambio climático con la estimulación de la economía. Ha afirmado que invertirá en la investigación y la tecnología, creando trabajos y estableciendo estándares que permiten que el mercado sea mas innovador. Además de sus objetivos para que el 25 por ciento de la electricidad venga de fuentes renovables en el año 2025 y que en 2020 el 30 por ciento de la energía que use el Gobierno sea renovable, también se ha comprometido a desarrollar planes para asegurar que los edificios consuman energía en la manera mas eficiente, actualizando estándares para la construcción de edificios nuevos, de forma que en 2030 todas las nuevas construcciones sean neutras en carbono.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca también tiene interés en reducir la contaminación por razones de salud publica. En 2005, Obama votó para incluir las fabricas que queman petróleo y gasolina en las regulaciones del mercurio de la Agencia de Protección del Medio Ambiente. Ha asegurado que la batalla contra la contaminación por mercurio, que aumenta el riesgo de sufrir problemas neurológicos a unos 630.000 bebés al año en EEUU, que empezó cuando era senador continuará durante su presidencia.
En el área del agua, Obama piensa endurecer los estándares de agua potable, regular las actividades relacionadas con el ganado y recuperar humedales. También quiere cerrar inmediatamente la salida del río Mississippi en el golfo y desarrollar proyectos en el oeste del país que está sufriendo mucho por la falta del agua. Su experiencia en esta área incluye promover un acuerdo para proteger y conservar el agua de los Grandes Lagos, lo cual fue aprobado unánimamente en el Senado.
Recientemente, el secretario general de los Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha pedido un Green New Deal (Nuevo Pacto Verde) que active la revolución verde que el mundo necesita. Se espera que el nuevo Gobierno de EE UU ponga en marcha un plan de estimulación de la economía, como hizo Franklin Roosevelt, pensando en las energías renovables y las posibilidades de un sector verde que puede crear nuevos tipos de empleo. Es verdad que Barack Obama no es ningún ecologista, sino un político con sus contradicciones. Y habrá que esperar a ver cómo se materializa este nuevo discurso ambiental de EEUU, pero el cambio abre de por sí grandes oportunidades.
(Por ERIN SNOOK*, Ecoticias, 06/11/2008)