Greenpeace ha presentado hoy el informe La industria del cloro: contaminación silenciosa en el que se pone en evidencia la grave contaminación, aparentemente invisible, que genera este sector industrial y cuyos efectos tóxicos permanecen a lo largo de los años deteriorando lentamente la salud de las personas y el medio ambiente.
Paradójicamente, este sector contamina para producir un producto altamente contaminante como es el cloro, cuyo uso, a día de hoy, no está justificado ya que existen elementos y técnicas para sustituirlo sin perjudicar a la población y al medio natural.
En lo que supone el primer estudio de estas características realizado en España, la organización ecologista ha realizado muestreos de agua y sedimentos en los alrededores de las nueve plantas productoras de cloro que operan en España (1). Ocho de ellas utilizan una tecnología obsoleta, denominada “de celdas de mercurio”, una técnica muy contaminante que libera al medio ambiente grandes cantidades de elementos tóxicos, por lo que ha sido abandonada por la mayoría de países, hasta el punto que las fábricas españolas representan el 20% de las que utilizan esta técnica en Europa.
“Hemos decidido analizar la industria productora de cloro porque es un sector representativo del país, y donde operan un reducido número de empresas provocando niveles muy altos de contaminación que persisten a lo largo de los años” ha declarado Sara del Río, responsable de la campaña de contaminación de Greenpeace.
Análisis de las plantas
Tres de las industrias analizadas vierten directamente a ríos, en Monzón, Sabiñánigo y Flix, y el resto lo hacen a través de emisarios submarinos, en Hernani, Torrelavega, Palos de la Frontera, Lourizán, Vila-Seca y Martorell, por lo que se tomaron muestras en las proximidades de los puntos históricos de vertido donde, a pesar del tiempo transcurrido, siguen detectándose niveles preocupantes de contaminación. Por ejemplo, junto a la planta de Elnosa (Pontevedra), donde no se vierte desde hace cinco años, se midieron 1,5 mg/kg de mercurio en una zona en la que actualmente se marisquea.
En la mayoría de los vertidos se han detectado metales pesados, como mercurio, cadmio y otros contaminantes característicos de esta industria, tales como cloruro de vinilo, dicloroetileno o cloroformo. En el área en torno a Flix se han registrado los contenidos de mercurio más elevados de todo el estudio con 144 mg/kg en una zona donde se ha documentado una mayor tasa de nacimientos prematuros y un índice elevado de desarrollo infantil deficiente.
En los vertidos de Sabiñánigo se detectaron niveles muy preocupantes de una sustancia cancerígena como es el cromo (VI), y los de la planta de Química del Cinca, de Monzón, triplicaban los límites que establece el Convenio OSPAR, firmado por España, de cloruro de vinilo, una sustancia también altamente cancerígena. Por su parte, las muestras recogidas en las balsas de almacenamiento previas al vertido al mar de Palos de la Frontera se hallaron elementos como el cloroformo y diclorometano, sustancias que según la Directiva Marco del Aguas de la UE deben ser eliminadas de las aguas superficiales, ya que su naturaleza volátil puede provocar pérdidas significativas al aire.
“licencia para contaminar”
A pesar de las recomendaciones europeas y de convenios internacionales para acabar con la tecnología de “celdas de mercurio” antes del año 2010, el Gobierno español ha firmado un acuerdo con la industria que le permite seguir utilizando esta tecnología hasta el 2020, sin tener que emplear las Mejores Técnicas Disponibles (MTD), que establece la Directiva Europea de Prevención y Control Integrado de la Contaminación.
“Lo más preocupante es que estas industrias cuentan con el beneplácito de los poderes públicos para seguir contaminando libremente y han demostrado abiertamente su intención de no invertir en las técnicas más limpias existentes y de incluso sortear, si fuera necesario, la legislación que limita sus emisiones”, ha declarado Juan López de Uralde, Director Ejecutivo de Greenpeace.
Tras analizar los datos obtenidos, Greenpeace considera que la única solución eficaz para atajar este grave problema es endurecer los controles y propiciar la sustitución paulatina de las sustancias, materiales y tecnologías más contaminantes, para lo que la promesa electoral del Gobierno de crear una Agencia de Sostenibilidad Química, no debe hacerse esperar más.
Notas:
(1) Las muestras se han analizado en los laboratorios de la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido). De estos análisis surgió el estudio científico, que es la base de este informe. Los tres parámetros analizados en cada una de las muestras tomadas se han centrado en metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y organoclorados, característicos de esta industria.
Puedes descargarte el informe en catalán y castellano.
(Greenpeace, 30/10/2008)