Activistas de Greenpeace se manifestaron ayer frente a la sede de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en demanda de que el titular de la dependencia, Alberto Cárdenas, renuncie “por su complicidad” con la empresa Monsanto en las importaciones de maíz transgénico, prohibido en otros países.
En un cierre simbólico de las instalaciones de la dependencia, con candados, cadenas y grandes calcomanías con la leyenda “Clausurado por permitir la contaminación transgénica del maíz mexicano”, la organización recordó que desde hace 10 meses alertó a las autoridades federales y estatales sobre el riesgo de contaminación de ese grano en el estado de Chihuahua.
Aseveró que los funcionarios de la Sagarpa han adoptado una actitud irresponsable en el caso de los cultivos con maíz genéticamente modificado en predios del valle de Cuauhtémoc, Chihuahua, y “hoy la contaminación es un hecho”.
En un comunicado, indicó que la dependencia sólo reconoce que hay 70 hectáreas afectadas antes del periodo de polinización, pero “la realidad es mucho peor, porque no se tiene certeza de la extensión dañada”. Precisó que por análisis de laboratorio se sabe que las semillas híbridas del grano que están infectadas contienen las variedades NK603, MON810 y MON863, propiedad de Monsanto.
La organización manifestó que, a unas semanas de que se levante la cosecha, Chihuahua corre el grave riesgo de que sus variedades tradicionales ya estén contaminadas con el grano transgénico y el problema puede subir a escala nacional, por lo que demandó a la Sagarpa monitorear los sembradíos en todo la entidad; informar sobre las cantidades estimadas que están perjudicadas, características y rasgos importantes del organismo genéticamente modificado detectado, y aplicar medidas de bioseguridad, inspección y vigilancia, con fundamento en la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados.
(La Jornada, Combat Monsanto, 16/10/2008)