Greenpeace ha presentado hoy en Madrid y en Asturias (a bordo de su barco Arctic Sunrise, en el puerto de Gijón) el informe El carbón en España, un futuro negro. El informe demuestra la inviabilidad del uso del carbón desde el punto de vista económico, estratégico, ambiental y social.
“El carbón es el responsable del cambio climático, nos hace dependientes energéticamente, condena al desempleo y pone en riesgo la salud de los trabajadores y de los ciudadanos” -ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña de Cambio Climático y Energía de Greenpeace. “Quemar carbón es quemar el futuro”.
Esta madrugada, escaladores de Greenpeace abordaron el buque Windsor adventure de 190 m de eslora y cargado con 54.000 toneladas de carbón procedentes de Colombia, al mismo tiempo que a bordo de pequeñas lanchas los activistas pintaron en el casco del barco el mensaje Abandonemos el carbón.
El informe sobre el carbón en España presentado por Greenpeace, basado en la investigación realizada por la consultora Ecofys S.L., demuestra que:
- El carbón es el responsable número uno del cambio climático respecto a la energía producida. Las 22 centrales térmicas de carbón de España proporcionan un 23% de la generación eléctrica, y un 64% de las emisiones de CO2 del sector.
- No contribuye a la autosuficiencia energética. España importa más del 60% del carbón que consume, frente al 15% de promedio internacional. El dinero destinado a subvencionar el carbón nacional en dos años equivale a lo que costaría financiar los proyectos eólicos necesarios para producir la misma electricidad que la que produce ese carbón.
- No es reserva estratégica. Los años de vida esperados de las reservas del tipo de carbón más utilizado (hulla y antracita) en España son sólo 24.
- El carbón está fuertemente subvencionado. La cifra de ayudas totales supera los 2.500 millones de euros, cantidad superior a la totalidad de las primas destinadas a las energías renovables.
- Es cada vez más caro y no mantiene la estabilidad de sus precios. El precio de la hulla coquizable se ha incrementado entre 2000 y 2007 un 160%, y un 110% el de hulla energética.
- La mejora en eficiencia de la generación eléctrica con carbón es pequeña y no es rentable. Se necesita una inversión muy grande para conseguir pequeñas mejoras. Un ejemplo es el caso de la central de Elcogás, Puertollano, que recibe la mayor prima y es una de las centrales que menos electricidad produce.
- Las centrales térmicas de carbón están obsoletas, con una media de edad de 30 años y una vida útil media restante de unos 10. Las más antiguas se inauguraron hace casi medio siglo.
- El coste del empleo del carbón es muy elevado. El apoyo público por empleado es unas 20 veces más en el sector del carbón que en las energías renovables.
- El carbón afecta muy negativamente a la salud de los trabajadores y de las personas. La neumoconiosis, sufrida por los mineros, no tiene tratamiento específico y eficaz, y el daño es irreversible. La pérdida de audición llega a afectar a un 40% de los trabajadores. Las centrales térmicas de carbón son también grandes emisoras de NOx, SO2 y otras partículas consideradas uno de los problemas de contaminación ambiental más severos y que causan graves problemas respiratorios, cardiovasculares, etc. a las poblaciones.
- Mantener la actividad minera no evitará el impacto social de su cierre. Cada trabajo “salvado” le cuesta al Estado 214.000 euros brutos al año que entrega a las comarcas y municipios mayoritariamente. Subvencionar actividades antieconómicas no facilita la verdadera reactivación de estas poblaciones. Es importante que los municipios reciban las ayudas que necesitan, pero éstas deberían estar bajo un programa que asegure un desarrollo sostenible.
- La minería es la actividad profesional con mayor riesgo laboral. Atendiendo a las horas trabajadas, el frecuencia de muertes es 5 veces superior a la total española y, en el caso de bajas, 3 veces superior. Consecuentemente, estas muertes, accidentes y enfermedades profesionales tienen unos costes para el Estado pero, sobre todo, tienen unos costes para las personas imposibles de valorar.
“Subvencionar el carbón es poner piedras en el camino para el desarrollo de las renovables, perpetuar un modelo energético dependiente y sin futuro, y financiar el cambio climático” -ha declarado Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España.
Greenpeace ha demostrado que se podría abastecer el 100% de la demanda de electricidad sólo con fuentes renovables para 2050, incluso se podría obtener la totalidad de la demanda energética. Los costes de inversión son perfectamente asumibles, y el precio de la electricidad en el futuro sería más barato que si siguiéramos usando energías peligrosas e inseguras como los combustibles fósiles y la energía nuclear. Ya hemos empezado: las energías renovables en España ya emplean a más de 188.000 personas.
(Greenpeace, 06/10/2008)