Los Organismos Genéticamente Modificados, lamentablemente, son parte de nuestra vida. No obstante, la mayoría de nosotros no sabemos hasta qué punto éstos forman parte de nuestra vida cotidiana. Aún más inquietante resulta el hecho de que muy pocas investigaciones independientes se han centrado en analizar la seguridad alimentaria de los OGM’s. De hecho pareciera que se sobre entiende que el consumidor avala todo esto sin decir palabra.
En la actualidad no existe ninguna legislación que obligue a que los alimentos con algún contenido transgénico sean etiquetados. Esta situación es inaceptable: el consumidor tiene el derecho de saber el contenido de su alimentación.
La empresas trasnacionales de OGM’s, tales como Monsanto, impiden tales leyes, porque saben que de tener la posibilidad de elegir, los consumidores preferirían un producto que no estuviera compuesto por OGM’s. Y es con razón que escogeríamos eso: hasta que las multinacionales no puedan demostrar la seguridad alimentaria de los OGM’s, los consumidores deberían desconfiar de ellos. Además es necesario efectuar estudios independientes.
Hoy en día, los únicos alimentos en Canadá que pueden garantizar un contenido libre de elementos transgénicos son aquellos que son resultado de procedimientos de cultivos biológicos, mismos que para algunos suelen ser muy caros. No obstante, la seguridad alimentaria es un derecho democrático: todo consumidor debe tener la posibilidad de elegir.
Solicitud.
Nosotros, quienes suscribimos la presente, exigimos al gobierno de Canadá y de sus provincias establecer una legislación que obligue a etiquetar los alimentos y el contenido de organismos transgénicos. Nosotros exigimos el derecho de conocer el contenido de nuestra alimentación y reivindicamos el derecho a poder decidir al respecto de una manera consciente e informada. Hasta que exista una prueba irrefutable de la seguridad alimentaria de los OGM, nosotros tenemos el derecho de negarnos a consumir alimentos transgénicos.
(Combat Monsanto, 30/09/2008)