El legislativo chino aprobó hoy su primera ley sobre "Economía circular", un proyecto de eficiencia energética que aspira a convertir a la china en una economía "verde" y que entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2009.
La ley, inspirada en las de la Economía del Reciclaje de los mencionados países, tendrá, de aplicarse correctamente, un impacto sobre el resto del planeta, ya que China no es sólo uno de los principales emisores de gases contaminantes del globo, sino también el segundo consumidor de energía por detrás de Estados Unidos.
El borrador de esta ley fue ratificado hoy después de tres audiencias, y su intención es reforzar el desarrollo económico a través del ahorro de energía y de la reducción de emisiones, informó la agencia de noticias Xinhua.
La aprobación se produce después de unos Juegos Olímpicos en los que Pekín ha tenido que prohibir el tráfico a la mitad de sus 3,5 millones de vehículos y detener durante más de un mes la producción de acerías y otras plantas contaminantes para mostrarse "verde" ante el mundo.
Con esta ley, por primera vez el empaquetado de los productos seguirá un diseño estándar para prevenir el despilfarro de energía y la polución, entre otros muchos aspectos de la vida cotidiana. Se trata de un marco legal diferente de las ya existentes leyes de Conservación de Energía y de Promoción de una Producción Ecológica, con objetivos que se solapan.
"La nueva ley requiere que todos los vínculos entre producción y consumo sigan las normas de la economía circular", señaló Wang Canfa, catedrático de la Universidad China de Ciencias Políticas y Leyes, al diario "China Daily". Según el catedrático, todas las capas sociales, incluidos el gobierno, los productores y los consumidores, quedan vinculados legalmente con la nueva ley en cuanto a respeto al medio ambiente.
"Sin embargo, el principal impacto recaerá sobre las industrias de uso intensivo de energía", agregó Wang. El borrador aprobado eleva los estándares en reducción de uso de recursos, reciclaje de residuos industriales, explotación de recursos minerales, construcción, agricultura, prácticas gubernamentales y consumo doméstico.
La ley estipula que todos los niveles gubernamentales tendrán que presentar sus planes sobre economía circular, controlar el uso de la energía y de las emisiones contaminantes y destinar inversiones a industrias ecológicas. Las empresas chinas serán objeto de un sistema de penalizaciones y recompensas en función de cómo reciclen sus propios deshechos y productos, con multas de hasta 146.000 dólares (100.000 euros) para los infractores.
El proyecto requiere una inversión adicional por parte del gobierno, no desvelada, y destinada a desarrollar tecnología, proyectos y programas educativos para difundir una economía del reciclaje favorecida por políticas impositivas y de inversión. La ley se ha materializado cuando una vez más se señala a la fuerte demanda de petróleo y otros recursos de China como una de las causas que han disparado la subida de precios del crudo en los mercados internacionales.
Las importaciones de petróleo de China se incrementaron en 2007 en un 14 por ciento interanual, comparado con el 10 por ciento del año anterior, y suponen casi la mitad de su consumo. De forma paralela, China superó el año pasado a EEUU como principal emisor de dióxido de carbono del planeta, y los expertos temen que el consumo de recursos chino iguale al de la potencia americana, con graves consecuencias para el resto del globo.
Si China consigue alcanzar su objetivo de incrementar su eficacia en el uso de recursos en un 10 por ciento, como anunció con anterioridad, el resultado tendrá efectos en todo el mundo, aunque se enfrenta a obstáculos como convencer a una población de 1.500 millones de habitantes y a funcionarios corruptos para lograrlo.
(efe-ecoalimenta.com, Ecoticias, 01/09/2008)