La constatación de un cambio en la política de muchas empresas y el evidente rechazo social a los transgénicos han llevado a Greenpeace a seguir actualizando la Guía Roja y Verde de Alimentos Transgénicos, disponible a través de la página web de la organización. En ella figuran las políticas en materia transgénicos de los principales productores alimentarios, los resultados de los análisis de laboratorio llevados a cabo por Greenpeace y el seguimiento fotográfico del etiquetado de los productos.
Un buen número de empresas que habían permanecido en la lista roja por no entregar a la organización la documentación necesaria para garantizar la no utilización de ingredientes transgénicos, han decidido variar su política y ofrecer la información solicitada. Fabricantes como Galletas Arluy, Nutrexpa (Cola Cao, Phoskitos, Okey, Paladin, Nocilla, etc), Siro (galletas Siro, Rio o Reglero), Gallina Blanca (Avecrem, Sopinstant, El Pavo, etc), Gullón (Gullón, Diet Nature), Santiveri o Pascual y distribuidores como Alcampo o Carrefour han pasado por ello a la lista verde.
Sin embargo importantes empresas como Bimbo, aceites Coosur, Nestlé (Maggi, Buitoni, Solís, La Cocinera, Nescafé, Kit Kat, etc), Unilever (Frigo, Flora, Lipton, Knorr, Maicena, Ligeresa, etc), Borges o el Grupo SOS (Carbonell, Koipe, Louit, etc) siguen sin querer dar esta información y prefieren negar a los consumidores el derecho a elegir su alimentación.
“Es vergonzoso que, a pesar del rechazo de los consumidores por los alimentos procedentes de cultivos que suponen un grave riesgo para el medio ambiente, la salud y la economía, algunas empresas sigan sin querer garantizar que no utilizan este tipo de ingredientes” ha declarado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña de Transgénicos de Greenpeace.
Incluso algunas empresas actúan con absoluta ilegalidad al incluir transgénicos por encima de los niveles permitidos sin mencionarlo en el etiquetado. Es el caso, por ejemplo, de Celigueta. En el análisis de laboratorio que ha realizado Greenpeace a uno de los productos no etiquetados, “Snacks de soja”, se ha encontrado un porcentaje muy superior (48% de soja transgénica) al permitido en las normas de etiquetado. La legislación europea (Reglamento (CE) Nº1829/2003) obliga a etiquetar todos los productos que contengan, estén compuestos por o hayan sido producidos a partir de un ingrediente que tenga más de 0,9% de un transgénico. Por lo tanto el producto analizado no cumple con la legislación, pero ninguna administración ha intervenido, a conocimiento de Greenpeace.
“Es perfectamente posible optar por los ingredientes no transgénicos. Mientras empresas como Hipp producen alimentos infantiles libres de transgénicos, es grave que Hero o Nestlé prefieran mantener una sospechosa política de opacidad en lo relativo a las materias primas empleadas”, añade Carrasco.
El Gobierno de España permite que se sigan cultivando unas 75.000 hectáreas de maíz transgénico, las cuales entran masivamente en la cadena alimentaria sin nigún control ni transparencia. Además permite cultivos transgénicos que se han prohibido en la mayor parte de los estados productores de maíz de la UE por razones sanitarias o ambientales.
“El Ejecutivo español sigue situándose en el campo de los que favorecen a las cuatro empresas agrobiotecnológicas que pretenden inundar la cadena alimentaria de alimentos "Frankestein", despreciando la salud de los ciudadanos y la protección del medio ambiente", ha afirmado Carrasco. “En este contexto político, las reacciones de las empresas que deciden estar en la lista verde son un paso fundamental para los ciudadanos, que disponen ahora de un mayor número de productos que pueden consumir sin temor a estar ingiriendo derivados de cosechas transgénicas”. .
Greenpeace reitera que existe un amplio consenso científico que demuestra la peligrosidad de los transgénicos. Numerosas evidencias describen los impactos sobre la salud reales o potenciales de maíces de Monsanto como el MON 863 (que España importa) o el MON 810 (que España importa y cultiva) o la patata “Amflora” de BASF. Además, es importante recordar que los perjuicios de los OMG no se limitan a los daños sobre la salud sino que se trata de afecciones graves al medio ambiente, a la economía y a la justicia social .
Por ello, Greenpeace pide hoy a todos los ciudadanos a través de su página web que escriban a las empresas de alimentos que siguen en la lista roja para exigirles que dejen de utilizar transgénicos y que ofrezcan a Greenpeace la documentación solicitada. Esta ciberacción podrá realizarse a través aqui.
(Greenpeace, 21/08/2008)