El informe GEO, dado a conocer recientemente por el proyecto Perspectivas de Medio Ambiente Mundial elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente a solicitud del gobierno, hace una radiografía sobre el estado del ambiente en Uruguay e incluye una visualización de escenarios futuros. Uno de los temas tratados en este informe es el uso de los agrotóxicos en la horticultura y fruticultura, donde se manifiesta claramente una preocupación sobre el uso de estas sustancias y sus impactos tanto en el medio ambiente como en la salud.
El informe dice que “En la producción convencional de frutas y verduras el uso de agroquímicos por unidad productiva es muy alto comparado con otras producciones agropecuarias, particularmente en el caso de los cultivos de manzano y tomate, por la cantidad de plagas y enfermedades que los afectan. En el caso de manzanos, se realizan en promedio 10 aplicaciones de insecticidas y 14 de fungicidas y un cultivo de tomate a campo recibe en promedio 13 aplicaciones de fungicidas, 14 de insecticidas y 13 de compuestos a base de cobre”.
También se menciona que “En evaluaciones realizadas durante 2004 y 2005 en la estación experimental INIA-Las Brujas se estimó el impacto ambiental del uso de plaguicidas en frutales (manzano, duraznero y peral) y hortalizas (tomate y zanahoria), bajo sistemas de producción integrada y convencional. En el caso de la horticultura, se encontró que en la producción integrada los índices de impacto ambiental evaluados eran muy inferiores a los de la producción convencional, lo que se explica no solo por el menor número de aplicaciones de plaguicidas realizadas sino también por el tipo de productos empleados, que son más selectivos y de menor impacto ambiental que en la producción convencional. Los análisis químicos realizados en muestras de los cursos de agua cercanos (cañadas) a estos cultivos, no detectaron residuos de plaguicidas, aunque en los análisis biológicos sí se detectó cierto nivel de toxicidad crónica por clorpirifos (usado para zanahoria) para organismos acuáticos (Daphnia sp). En el caso de los suelos, los análisis químicos detectaron residuos de esos mismos plaguicidas, cuyos niveles superan valores críticos para lombrices de tierra, según datos encontrados en algunas referencias (Núñez y Maeso 2006)”.
“Este intensivo uso de agroquímicos también tiene impactos negativos en la salud. El 20% de las al menos 8000 consultas anuales por intoxicación están relacionadas con el uso de agroquímicos (Bruno 2007). Se ha registrado un aumento sostenido en las consultas por intoxicación (laboral, accidental o intencional) por glifosato (Burger y Fernández 2004) y organofosforados (Pose et al. 2000). Además, investigaciones llevadas a cabo en Canelones muestran que mas del 90% de los aplicadores o bien no usan protección o usan protección inadecuada (Bruno 2007)”.
Todo lo anterior es muy preocupante, tanto en lo que respecta a la contaminación ambiental como en lo referente a los impactos que el uso de agrotóxicos implica para la salud de aplicadores y consumidores. Para peor, el uso de tales sustancias sigue en aumento. Por ejemplo, en el año 2000 se importaron 1.500 toneladas del herbicida glifosato y en el 2007 su importación alcanzó las 9000 toneladas. Otro ejemplo es el insecticida endosulfán, sustancia altamente tóxica por ser un Contaminante Orgánico Persistente, cuya importación fue de 5,3 toneladas en el año 2000, pasando a una importación de casi 250 toneladas en el 2007. Ambas sustancias se utilizan en nuestro país tanto en los cultivos convencionales como en los transgénicos.
Dado que el informe GEO hace un diagnostico de la situación ambiental de nuestro país, y en ese caso especifico del uso de agrotóxicos en la producción de alimentos, esperamos que éste se constituya en una herramienta útil para la acción. En este sentido, se vuelve necesario definir políticas destinadas a limitar y eliminar el uso de estas sustancias peligrosas y de promoción de la producción orgánica (libre de agrotóxicos) con el fin de asegurar la calidad del ambiente y la salud de tod@s l@s uruguay@s.
(Por María Isabel Cárcamo, Ecoportal, 30/07/2008)