América Latina está emergiendo como un productor global clave de biocombustibles, con varios países buscando utilizar las ventajas comparativas de la región, como tierras fértiles y climas tropicales, para enfrentar los precios sin precedentes de la energía.
Durante el 2007, la región invirtió más de 8.000 millones de dólares en biodiésel y etanol, y ya se han lanzado nuevos proyectos que podrían incrementar la oferta energética global en momentos en que la demanda de economías emergentes supera el crecimiento de la producción de crudo y gas.
Los esfuerzos contrastan con la amplia condena de los líderes regionales, encabezados por el venezolano Hugo Chávez, sobre que los combustibles de origen vegetal están presionando los precios de los alimentos y generarán una hambruna global. Críticos en todo el mundo se han hecho eco de estas preocupaciones y creen que los agricultores podrían plantar para generar combustibles, en vez de alimentos, en búsqueda de mejores precios por sus productos.
El empuje de los biocarburantes podría sostener los flujos energéticos desde Latinoamérica hacia Estados Unidos, principal consumidor mundial de energía, en momentos en que la decreciente producción de Venezuela y México ha dejado a Washington buscando nuevos proveedores en otras regiones. Analistas dicen que el suelo y clima del continente son ideales para desarrollar etanol con base de soja y caña de azúcar, que son más eficientes que los de maíz, dominantes en Estados Unidos, el mayor productor mundial de biocarburantes.
"Latinoamérica es el lugar lógico para producir biocombustibles," dijo Brian Dean, de la Comisión Interamericana del Etanol, en Coral Gables, estado de Florida. "Hay un entorno más sustentable, particularmente para el etanol, ya que la caña de azúcar es más eficiente y puede ser cultivada más fácilmente," agregó.
Brasil lidera sin competencia la producción de "gasolinas verdes," con plantas de etanol que está previsto produzcan hasta 27.500 millones de litros en la temporada 2008/2009, desde los 23.000 millones del 2007/2008. Buena parte de esta "cosecha" es bombeada en vehículos preparados para funcionar con etanol y gasolina.
Varios países en la región, incluyendo productores de crudo como México y Venezuela, están promoviendo combustibles renovables como aditivos a la gasolina, vendiendo combustibles más limpios en casa mientras abren la puerta a su exportación en los hambrientos mercados extranjeros. La producción de biocombustibles de América Latina eventualmente podría rivalizar con la de Asia, donde China, India e Indonesia ya están entre los 10 principales productores mundiales, según datos de la organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
ALIMENTOS VS CARBURANTES
Los carburantes de base vegetal son cada vez más viables con los precios del crudo rondando los 150 dólares por barril, pero han prendido un debate global sobre si su producción incrementa los precios de los alimentos y fomenta la invasión de la selva, haciendo peligrar el bosque tropical. El ex presidente cubano Fidel Castro describió un extensivo plan de Estados Unidos para producir etanol de maíz como un "genocidio" y fue rápidamente secundado por Chávez y por el presidente boliviano Evo Morales, quienes reprendieron la propuesta de utilizar la agricultura para alimentar máquinas y no personas.
Pero, las acciones contradicen las declaraciones. A pesar de sus críticas, Venezuela planea producir etanol como aditivo para la gasolina vendida en el mercado local. Por su parte, Colombia espera producir 1.000 millones de litros de etanol por año a partir del 2010, más del doble de su producción actual, y estudia tener suficiente producción a finales de año como para exportar.
Argentina, el tercer exportador mundial de soja, empezó en el 2007 a exportar biodiésel con base de este producto y espera este año más que doblar su producción. Perú abrió en el 2008 una planta de biocombustibles que procesa soja, pero para el 2010 estará alimentada con jatropha, una planta de secano resistente que puede ser cultivada fácilmente en los desiertos peruanos.
México, uno de los principales exportadores de crudo que tiene que comprar grandes cantidades de derivados por su limitada capacidad de refinación, ha creado incentivos para biocombustibles de grano, como los frijoles y el sorgo. "Brasil es el más avanzado en biocarburantes por su experiencia en etanol," dijo Camila Ramos, jefa de la unidad latinoamericana de New Energy Finance, una consultora de energías renovables. "Pero también estamos viendo oportunidades e interés inversor en muchas otras parte de América Latina," concluyó.
(Reuters, ECOticias, 23/07/2008)