La deforestación sigue siendo el problema ecológico más importante de Argentina. Así lo indica una consulta realizada por Comunicación Ambiental, un sitio de periodismo especializado en la problemática que busca generar opinión pública con conciencia ecológica, cultura ambiental y accionar responsable.
El 90% de las organizaciones no gubernamentales sondeadas consideró a la deforestación –por tercer año consecutivo- como la prioridad uno en la agenda socio-ambiental y reclamó la urgente reglamentación de la ley de bosques nativos, que sancionó el Congreso de la Nación el 28 de noviembre de 2007. Esta norma, apoyada por más de un millón y medio de personas que manifestaron expresamente su adhesión al proyecto, contempla la suspensión de los desmontes hasta que cada provincia realice un ordenamiento territorial de su masa boscosa nativa. Además, establece la obligatoriedad de efectuar estudios de impacto ambiental y audiencias públicas antes de aprobar un desmonte. También protege los bosques utilizados por comunidades campesinas y pueblos originarios.
Asimismo, el elevamiento registró como prioridades ambientales a la actividad minera, la contaminación hídrica, la energía y la gestión de los residuos urbanos y la basura en general. Adelantada. Córdoba fue precursora en materia de legislación para preservar el monte nativo. Así, el 9 de marzo de 2005 la Legislatura provincial sancionó la ley 9.219 que prohíbe el desmonte para agricultura y el cambio del uso del suelo en todo el territorio cordobés, hasta 2015. Sin embargo, en lo que va del año, técnicos de la Secretaría de Ambiente , mediante relevamientos aéreos, constataron desmontes totales y parciales, quema de pastizales y cambios en el uso del suelo para agricultura en campos comprendidos en los departamentos Río Seco, Ischilín y Tulumba, en el norte cordobés, y General Roca y Río Cuarto, en el sur (Ver Córdoba, un mal ejemplo).
El problema de la deforestación en Argentina no es nuevo. Desde los albores del siglo 20 hasta la actualidad, el país perdió dos tercios de la superficie de selva y bosques nativos originales, según la Dirección de Bosques de la Nación. Sólo en los últimos años, la deforestación superó las 200 mil hectáreas anuales, siendo la región chaqueña la de mayor reducción de cobertura forestal, señalan las estadísticas oficiales.
Un dato ilustra mejor que nada la magnitud del problema: en los últimos cinco años, la tala arrasó con 1,3 millón de hectáreas en el país, según la Unidad de Monitoreo del Sistema de Evaluación Forestal de la Dirección de Bosques, a partir de la lectura de fotos satelitales que aporta la Comisión Nacional de Actividades Espaciales. La cifra indica que la tasa de deforestación de Argentina –que mide el porcentaje anual respecto de la superficie remanente– es seis veces más alta que el promedio mundial, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma)
Planeta desnudo. El Pnuma considera a la deforestación como una de las mayores amenazas para la vida del hombre en la Tierra. Desnudar al planeta de sus bosques y de otros ecosistemas, tiene un efecto similar al de quemar la piel de un ser humano. Los bosques ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad, limitan la erosión en las cuencas hidrográficas e influyen en las variaciones del tiempo y en el clima. Asimismo, abastecen a las comunidades rurales de diversos productos, como alimentos, madera, combustible, forrajes, fibras o fertilizantes orgánicos.
La deforestación, por lo tanto, puede ocasionar la extinción local o regional de especies, la pérdida de recursos genéticos, el aumento de plagas, la disminución en la polinización de cultivos comerciales o la alteración de los procesos de formación y mantenimiento de los suelos (erosión). En resumen: la deforestación provoca pérdida de diversidad biológica a nivel genético, poblacional y ecosistémico. Por eso el Pnuma sostiene que la protección ambiental debe ser una parte integrante del desarrollo con el objeto de aliviar la pobreza y lograr un equilibrio entre la eficiencia económica y la sustentabilidad.
(PNUMA, Ecoticias, 17/06/2008)