Greenpeace ha aprovechado hoy la visita a España del presidente mexicano, Felipe Calderón, para denunciar la actitud de ambos gobiernos en materia de transgénicos. Después de los graves casos de contaminación de variedades nativas de maíz por maíces transgénicos ocurridos en México en los últimos años, el Gobierno mexicano se dispone ahora a permitir el cultivo experimental de maíz transgénico a pesar de los graves impactos de este cultivo sobre la salud y el medio ambiente y a pesar de las incertidumbres científicas que afectan a este tipo de tecnología.
El director en jefe del Sistema Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) pretende autorizar la siembra experimental de maíz transgénico en el país a partir de este mes. Además, está intentando evadir los procedimientos obligatorios que establece la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) para autorizar la siembra experimental de maíz transgénico en México (1). Estos procedimientos existen debido a la gran importancia que tiene este cultivo, por ser México centro de diversidad y de origen de multitud de variedades.
Además, la distancia que se estableció como medida de contención (300 metros) es absolutamente insuficiente ya que numerosos estudios constatan la imposible coexistencia entre los cultivos transgénicos y los no transgénicos incluso a distancias kilométricas (2).
Esta situación es especialmente grave en el caso de México, y en particular en los estados propuestos para la siembra experimental de maíz transgénico. En el estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), resultado del análisis sobre los Centros de Origen y Diversidad Genética del maíz, se determina que Sinaloa es Centro de Origen y Diversidad genética del maíz (diez razas), Tamaulipas es Centro de Diversidad (cinco razas) y Sonora es Centro de Domesticación (ocho razas).
“Las autoridades mexicanas en su afán por satisfacer los intereses de la industria biotecnológica en la promoción de sus semillas transgénicas olvidan el cumplimiento de la propia Ley de Bioseguridad de OGM, así como la protección de México como centro de origen del maíz. Además, debemos recordar que los promotores de los transgénicos no han logrado comprobar su inocuidad para la salud”, declaró Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace.
En cuanto a España, sigue siendo el único país de la Unión Europea (UE) que cultiva transgénicos a escala comercial. La situación sigue siendo extremadamente preocupante, con una absoluta falta de transparencia, inexistente trazabilidad, descontrol de los cultivos experimentales y decenas de nuevas variedades modificadas genéticamente aprobadas. El Gobierno español sigue tolerando el cultivo de un maíz, el MON 810, cuya peligrosidad ha sido claramente demostrada (3). “Mientras los mayores países productores de maíz de la UE han prohibido los transgénicos (4), el Gobierno español sigue favoreciendo los intereses de un puñado de empresas sobre el interés general de la ciudadanía y del medio ambiente”, ha declarado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace.
Greenpeace presentó el pasado 28 de mayo un documento que recoge una serie de testimonios de productores españoles que han sufrido directa o indirectamente la contaminación por maíz transgénico durante el año 2007 y cuyas realidades socio-económicas se ven fuertemente agredidas por la presencia de este transgénico en nuestros campos. “La coexistencia sigue siendo imposible-Testimonios de la contaminación” (5) muestra una realidad evidente: el maíz transgénico es un grave problema y la situación que se vive en el único país europeo cuyo Gobierno tolera la presencia de transgénicos a escala comercial en la UE es desastrosa, no solamente para el medio ambiente sino también para la economía rural y agraria. “España es la prueba irrefutable de que esto no funciona”, ha aclarado Carrasco.
A la vista de la experiencia de estos años en México y en España, de las repercusiones socioeconómicas y humanas de la presencia de maíz transgénico en nuestros territorios y de la contaminación genética, es imprescindible que ambos gobiernos aprovechen esta reunión para analizar esta realidad y actúen en consecuencia. “La única alternativa es alinearse con los grandes productores de maíz que rechazan los transgénicos, reconocer la imposibilidad de la coexistencia y prohibir el maíz transgénico, tanto en España como en México”, ha concluido Lara.
Notas
(1) Las solicitudes de siembra de maíz transgénico realizadas en el 2005, por las empresas Monsanto, Syngenta y Pioneer que se presentaron para los estados de Sinaloa, Tamaulipas y Sonora no se han sometido a consulta pública, tal y como ordena la LBOGM. En el artículo 33 de esta ley se establece que, una vez que las Secretarías correspondientes reciban una solicitud de permiso de liberación al ambiente de OGM, deberán remitirla al Registro, para su inscripción y publicidad y pondrá a disposición del público dicha solicitud, para su consulta pública, en un plazo de 20 días hábiles a partir de la fecha de publicación.
(2) Klein et coll, 2003; Rosi-Marshall et coll, 2007; Brunet 2006), (Kuest; Chapela 2001), (A. Messean 2006).
(3) En el mes de enero, a raíz de las nuevas evidencias científicas y ante la acumulación de incertidumbres tecnológicas y medio ambientales, el gobierno francés puso en marcha una moratoria sobre este mismo maíz. El ejecutivo de Sarkozy se acogió para ello a la “Cláusula de Salvaguardia” de la directiva sobre transgénicos 2001/18, prevista para aquellos casos en que un estado miembro disponga de datos según los cuales un OMG constituya un riesgo para la salud o el medio ambiente.
(4) Rumanía (primer productor de maíz europeo con 3 millones de hectáreas) se convirtió recientemente en el séptimo estado miembro que prohíbe las variedades transgénicas, siguiendo el movimiento de Francia, Hungría, Italia, Grecia, Austria y Polonia.
(5) El informe puede encontrarse en la siguiente dirección:
http://www.greenpeace.org/espana/reports/la-coexistencia-sigue-siendo-i
(Greenpeace, 12/06/2008)