El cerco al plástico se sigue estrechando. China, el país más contaminante del mundo, ha prohibido fabricar o distribuir cualquier tipo de bolsa ultrafina, esas que se reparten gratis en todas las tiendas. China se convirtió el domingo en el último país en declarar la guerra a las bolsas de plástico, en una iniciativa que busca ahorrar energía y proteger el medio ambiente.
Según una nueva regulación china, las frágiles bolsas de menos de 0,025 milímetros de grosor están prohibidas y los dueños de negocios deben cobrar a sus clientes por ellas. Quienes quebranten la ley se enfrentan a multas y podrán ver confiscados sus productos. Las tiendas del centro de Pekín parecen estar de acuerdo con la idea. China, que usa unos 3.000 millones de bolsas de plástico al año, está cada vez más preocupada por el daño al medio ambiente causado por su rápido crecimiento.
Las bolsas de plástico ultrafinas son el principal objetivo de la medida porque se usan habitualmente una vez y luego se tiran, ensuciando las calles y campos y generando lo que los chinos llaman 'polución blanca'. El Gobierno chino ha calculado que cada año consumen 37 millones de barriles de petróleo sólo para fabricar bolsas de supermercado. Ahora, con el precio del oro negro por las nubes, es el momento, dicen, de volver a las tradicionales cestas.
El gigante asiático se ha apuntado al carro ecológico empujado por las estadísticas. Según los estudios, el 70% el agua de sus ríos es inservible y la mala calidad del aire ha disparado las muertes por enfermedades pulmonares. Muchos ciudadanos, de hecho, lamentan que la 'ley de las bolsas' no haya ido más lejos. Con la aplicación de esta medida, China sigue los pasos de países como Irlanda, Ruanda y Bangladesh. Italia tiene previsto introducir una prohibición en 2010.
(El Mundo, 02/06/2008)